Gracias por leerlo :D

¡Empiecen desde la 1ª Entrada si queréis leer la historia de Carmen! No empiecen la casa por el tejado.


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miércoles, 28 de abril de 2010

3. Noche de ¿fiesta?.

El coche se lo compré al mejor amigo de Alberto, justo cuando Alberto me dijo que se iba a comprar el coche que yo quería: el Audi Q7.

(SI NENA, ESTE ES EL SEÑOR COCHE)




Él lo sabía y me lo dejaba muchas veces, aunque el cambio fuera injusto.
Ahora me tendré que joder e ir con mi Saxo siempre.
No está mal, pero no hay punto de comparación si te gusta la velocidad como a mí. Por suerte aún no he tenido ni una multa.
Supongo que me tendré que desacostumbrar a los pijeríos a los que Alberto me tenía acostumbrada. Siempre me decía que yo era su tesoro. Por mucho que yo vista diferente, Alberto siempre fue un niño pijo y mimado. A primera vista siempre desconcertabamos a todo el mundo.
Al pensar en él no me había dado cuenta que iba más deprisa de lo que debería ir.
Me puse a buscar desesperadamente aparcamiento y salí deprisa hacia el bombo.

(Punto de quedada en Cáceres)




Me hicieron esperar sus 10 minutos. Llegaron tarde, como siempre. Odio la gente impuntual. Me parece que es una falta de respeto si no hay motivos para retrasarse. Ellas se salvan por ser mis dos mejores amigas, a los demás les montaría un pollo.


Mery es también mi mejor amiga, pero ella es diferente. La conocí gracias a Lucía. Es una persona adorable, enamoradiza, despreocupada, extrovertida y enormemente despistada.
Sinceramente, creo que esas cosas son la que la hacen imprevisible, cosa que me encanta.
Siempre llama la atención por lo pálida que es. Pero sin duda ella es bella como ninguna.

(Jaime Murray es la más parecida que encontré a ella. Trabajó en Dexter. Muy buena la serie.)





Ella cambia de decisión en tres segundos y suele ser siempre para bien. Siempre me desconcierta. Y lo que más me gusta de ella es que habla un montón, casi imparable. Imposible aburrirse con ella. No habla tonterías, ella sabe de muchas cosas.
Cada vez que salgo con ella por ahí, nos pasa siempre algo o alguna aventura extraña y surrealista. Un día íbamos de viaje a Barcelona con ella al volante, y no me preguntes como, pero acabamos en Valencia y no nos arrepentimos.


Tardamos en decidir el sitio el cual íbamos a estar. Elegimos ir al Aquelarre.
En la puerta nos encontramos con los de siempre, los que suelen salir a la plaza.
Me sentía observada.


(Cuadro de Gabriela Rachmil http://gabrielarachmil.blogspot.com/ )



Los amigos de Alberto estaban por allí, pero él no parece estar.
Hoy las miradas de los chicos eran diferentes.
Todos sabían que acababa de romper con Alberto y me sentía como un caramelo en un recreo.
Los que se habían oprimido durante tantos años en decirme que les gustaba estaban pendientes a más no poder de saber en que bar iba a estar para aprovechar la mínima oportunidad. Lo sabía. Conocía esas miradas de perros babosos. Ya no tengo perro guardián. Ninguno de ellos llamaría mi atención ni hoy ni nunca. Demasiado tiempo viéndolos como amigos.
Allí en el Aquelarre, las tres nos pedimos algo y comenzamos a bailar.

(Que más quisiera el Aquelarre servir copas así.)



La mayoría del local nos miraba por que bailábamos como locas y llamando la atención. Siempre nos dio igual que pensaran de nosotras.
Algunos que otros chicos se acercaron a invitarnos a algo.
Yo pasé de las invitaciones de varios insistentes y pesados que querían que bebiera.
Tenía que conducir y no quería confusiones. Si aceptas las copas de los desconocidos siempre da a la confusión.
No había nadie que me pareciera interesante, atractivo o que quisiera otra cosa que no fuera sexo. Cuando quieren eso veo como sus movimientos son bruscos a la vez que precipitados. No saben disimular.
No me apetecía liarme con ningún chico del bar. Todos me parecían iguales. Siempre las mismas caras.
Las luces oscuras provocaban aún más aquella sensación de estar observada todo el rato por desconocidos.
Las chicas nos miraban con cara de mala ostia. Se creerían que queríamos provocar a sus “machos ibéricos”. Todos para ellas.
Nosotras solo nos queríamos divertir.
Con Lucía me lo estaba pasando pipa inventándonos pasos de baile y haciéndonos fotos con los chicos que se acercaban a conocernos.
Era divertido hacerles pensar que podían llegar esa noche a nuestra cama con facilidad. Sinceramente era superdivertido ir de calienta pollas. Nunca antes lo había experimentado. Pero todo en su justa medida, claro. No soy ninguna guarra.

Lucía y yo nos reíamos mucho a la vez que bailábamos y sentíamos que nadie nos podría joder aquella noche.
Mery decidió irse con un chico alto, moreno, con estupenda sonrisa, guapo y bien vestido. Muy de su estilo. Supuestamente iba enseñarle su casa. Ella es así de rápida cuando le gusta uno.

Ella seguro que se quedará pillada por él en cuanto se acueste con él. Siempre le pasa.
Lucía y yo decidimos irnos a mi casa y jugar a la play tomándonos unas copas.
Ya estaba harta de todo aquel rollo de no beber. Hoy lo necesitaba para celebrarlo. La mala intuición que había tenido antes de salir de casa no había dado resultado. Todo estaba bien.
Hacía mucho tiempo que no me sentía así. Hacía mucho tiempo que no echaba de menos a Alberto aunque fuera por unas horas. También hacía mucho que no salía así un sábado, en este plan de mujer soltera.
A él no le hubiera gustado que yo hubiera salido de noche con las amigas.
Supuestamente para Alberto, yo soy demasiado: llamativa, guapa, provocativa y adorable.
No le creí nunca, aunque siempre me es fácil convencer a los hombres de cualquier cosa y las mujeres me miran como una rival. Se tranquilizaban al saber que llevaba tanto tiempo con Alberto.
Alberto siempre estaba vigilante como un perro los sábados.
Para él, todos los hombres me miraban como un caramelo. Tonterías de chicos celosos.
Yo me sabía cuidar solita y ahora sé que me puedo cuidar solita. Aunque me sigan mirando como un caramelo.

De repente me sentí impaciente. Mi pie inquieto no paraba. Traté de disimular, pero sabia que nada bueno iba a pasar. No me gustaba nada eso. No sabía si eran cosas mías.
Lucía notó que no me sentía cómoda. Salimos de el bar nos fuimos deprisa hacia el Saxo a seguir la fiesta y dejarnos de tonterías en el bar. Allí estaba mi sorpresa y horror.

(La cara fue incluso peor que esta)



Puta en la hora que dije que no pasaba nada. Mi pobre Saxo tenía en la parte derecha trasera un bollo gigante y considerable el cual no estaba antes ni por asomo. Una hostia muy considerable. Me costaría mucho dinero arreglarlo. No parecía difícil pensar que parecía un golpe intencionado.

Lucía y yo nos quedamos boquiabiertas.
Pensamos en que podía ser una venganza de Alberto.
Un minuto de silencio. Mi cabeza en blanco. Mis manos temblando.
Lucía me sujetó.

(Sensación de vacío en el interior)



La pobre no sabía ni que decirme. Me acerqué lentamente al coche.
Se nos quitó de la cabeza lo de Alberto cuando me acerqué y vi en el parabrisas enganchado un posit amarillo:

“Losiento mucho, tuve un problema y golpeé tu coche de manera desmesurada, por lo que no dudes llamarme en cuanto puedas para arreglarlo. Pregunta por Clara.”
Debajo ponía un número de teléfono.


Nos montamos silenciosamente en el coche. ¿Quién sería Clara? La muy hija de puta me ha jodido la noche. La rabia me recorría todo el cuerpo de arribabajo. Algo me quemaba en mi interior. Quería llorar. Lucía no se atrevió a decirme nada en todo el trayecto a mi casa. Solo me miraba con cara de alucinada porque sabía que si yo abría la boca, mi voz estaría rota y con las lágrimas a punto de salir.
No estaba triste por el coche, sino fue como si de repente me cayera un piano encima. Todo esto significaba el culmen de mi mala suerte y se me había juntado con recordar a Alberto. Me sentía de repente muy sola.



-Carmen, siempre me tendrás a mi. -Me dijo Lucía antes de bajar del coche agarrando mi mano.
Respire bien hondo, me puse a llorar y le di un gran abrazo, nos bajamos del coche y seguimos con nuestro plan de sábado noche.
Aunque yo acabé desahogándome las penas en alcohol y contándoselo todo a Lucía.


Ella reconstruyó el puzzle de mi jarrón roto.




Lo consiguió pegar con superglue.
No paró hasta verme sonreír.
Las dos acabamos muy borrachas y nos quedamos dormidas en el sofá.
Mañana descubriré quien es Clara y se va a cagar.





Muxas gracias por todos aquellos que dedican su tiempo a saber más de Carmen.
Este va por Inma q me está animando¡¡¡ :D .
Una frase con la que resolver todo: PIM PAM TOMA LACASITOS. JJAAJAJAJA¡¡¡
Sonreir, asi estareis más guapos.
Mañana Carmen tendrá un día duro.

3 comentarios:

  1. :o me lo has dedicado a mi?? aii muchisimas graciaass!! =) me sigue gustando Elee!! y fijate que lo del coche no me lo imagine jeje.
    Espero q sigan leyendo tu blog mas gente de Irán y Alemaniaa!! =)
    Un besooo!!

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  2. Uyyyyyy, sí, mucho me temo que Clara se l va a cargar cuando sepas quién es. Madre mía, si me eneucntro yo mi coche todoa bollado como el tuyo.... bufffff, me como al/la que haya sido!!!

    Está interesante la historia de Carmen!! Aunque no puedo pasrme muy a menudo, seguiré pendiente de sus aventuras, y las de sus amigas Lucía y Mery... Y por cierto, ese viaje en el qeu íbais a BCN y acabásteis en Valencia: muy bien! como tiene que ser!! Seguro qeu no os arepentísteis!
    Besos

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  3. Hola Carmen, soy Airamer, hace ya un tiempo me hice seguidora de tu blog, pero ultimamente mi vida es un caos porque no tengo tiempo de nada, y no me había detenido a leer tus posts por fatla de tiempo, pero no de ganas eh!! estoy deseando saber como sigue la historia que será de tu vida actualmente, espero tener más tiempo y llegar en poco tiempo a tu presente ya que me llamó mucho tu blog y quiero saber más!!

    besos

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