Gracias por leerlo :D

¡Empiecen desde la 1ª Entrada si queréis leer la historia de Carmen! No empiecen la casa por el tejado.


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lunes, 31 de mayo de 2010

Pocoyolizante¡¡



A partir de ahora me va a costar más eso de subir la historia de Carmen, pues me tengo que centrar en sacarme la carrera.
En cuanto tenga un pokitin de tiempo haré por seguiros contando.
Volveré con mucho más y mucho mejor,
puesto que ahora no puedo dedicarle la atención que me gustaría.
Habrá nuevas cosas¡¡
Yo lo dejo caer...


Esta foto va dedicada todas las veces que nos aburrimos en la biblioteca y salen cosas así...




Esta otra a toda las veces que nos reímos con tonterías por casualidad...
Ayer conocí a:

POCOYOLA-BERROCAL



El otro muñeco murió de un tetazo pocoyolizador xD

(Se me va la olla y lo sé... pero soy feliz)

No sé vosotros, pero yo he tenido un finde MUY WAPO¡¡¡

Escuchando a Bunbury, que por lo que he oído va a ser el primero en ofrecer un concierto en 3D en Canal + ¡¡

Si.




Volveré si no he muerto de calor¡¡¡

domingo, 30 de mayo de 2010

30. Despedidas.

-¿Qué es?
-Pues algo que te va hacer muchísima falta para llegar allí.-Abrió la carpeta.-Aquí tienes el billete de avión, una lista con los sitios a los que tienes que ir, los números de mis hijos por si tienes cualquier problema, peluquería, restaurantes, el número del hotel y el nombre del jefe, tienes que decirle que vienes de mi parte, ¿Vale?
Ella no paraba de sacar papeles de la carpeta.
Todo en muy poco tiempo.
Yo aún no lo asimilo.
Veo y aún no creo.
-Sí…
-Aquí en este bolsillo de la tarjeta tienes una tarjeta de crédito con dinero para cualquier problema o para lo que quieras. Es tuyo.
-Pero Clara, que yo tengo dinero ahorrado, no hace falta…
Me miró enfadada.
-¿Cuál era el trato? Que aceptarás mis consejos y este es uno. Te llevarás esta tarjeta por si acaso tienes cualquier problema o por si lo necesitas. ¿Está claro?-dijo molesta por no aceptarlo a la primera.
-Si, clarísimo.-dije yo asustada de que se enfadara y todo se fuera al traste.
-Entonces sigo. Aquí tienes la dirección de la casa y las llaves en el bolsillito de atrás.
Échale un vistazo en casa, pero aquí está todo lo que puedas necesitar.
Entonces vi que cogió otra cosa del cajón.
Era una caja que colocó al lado de la carpeta.
-¿Y eso?
-Es una cámara de fotos. Es para que me envíes las fotos que quieras enseñarme, claro.
Me haría ilusión que me mandaras alguna foto todos los días.
-Eso esta hecho…Como si quieres que te envíe una foto de cada perro que vea, yo lo hago.
Eso la hizo reír a carcajadas.
La vi mas joven y mas viva.
Estaba incluso hiperactiva por enseñarme cosas que tendría allí guardadas.
La veía muy ilusionada.
Verla reír me tranquilizaba y alegraba.
-Mira, cuando estés allí que no se te olvide leer estas revistas. Tendrás que estar al día de lo que está de moda en la ciudad. Por ahora creo que no necesitas nada más. ¿Mañana te veo?
-Cuando tu quieras. Ahora tengo mucho tiempo libre.
-Pues si puedes ven a cenar.-dijo ella.
-Pues claro que si y mas aún con una cocinera tan estupenda como tú.
-Eso es una historia que ya te contaré mañana.-Sonrió en señal de agradecimiento.- ¿Porqué siempre te acabo entreteniendo con mis cosas? Te tengo que aburrir.
-Pues si sabes que me encanta escucharte.
No podía creer que pensara que me aburría.
Otra persona vale que podría ser un come orejas, pero ella no.
Clara no me aburriría nunca.
Había cambiado en unos días mi manera de vivir, sentir, soñar…
Ella había hecho que volviera a confiar en mí y en lo que creo que puede pasar.
Me había ofrecido una vida nueva sin nada a cambio.
Clara se había convertido en mi modelo a seguir y necesitaba saberlo todo de ella.
-Es toda una suerte parecerte tan interesante. Te acompaño a la puerta.-dijo dándome la cámara de fotos.
Entonces la vi como si se acordara de algún detalle, pero pasó de contármelo.
Disimuló cogiendo la carpeta y dándomela.
No me atreví a preguntar.
Podría ser cualquier tontería.
La seguí a la puerta y yo me dirigí a mi casa a comer.
Nada mas abrir la puerta allí estaba mi hermana en la puerta exigiéndome con una cara de enfadada que le contara todo.
Así es que me tocó hablar a mí durante toda la comida.
Siempre omitiendo detalles y contando las cosas básicas que se supone que ellos deberían de saber.
No les dije cosas como lo de la ropa ni lo de la tarjeta de crédito.
Algunos detalles solo serían de mi incumbencia.
Luego tuve que enseñarle el portátil, la carpeta y la cámara de fotos.
Mi hermana solo era capaz de mirarme con los ojos muy abiertos escuchándome y asimilando toda la historia.
Le parecería mentira de no ser por lo que Clara me había ido dando y regalando.
-Estas cosas solo te pasan a ti.-dijo mi hermana viendo detenidamente el portátil.
-Ya ves, la vida da tantas vueltas… Aún no me creo ni la suerte que tengo.-Le confesé.
-Que sepas que me vas a tener que llamar todos los días.
-Eso haré o intentaré. Te aviso que a este paso no voy a ganar el suficiente dinero como para pagar la factura del móvil.-dije en broma.
Ella se hizo la molesta, pero sabía que la llamaría.
Sin que yo lo supiera mis padres lo tenían todo preparado.
Sonó una vez el telefonillo.
Eran mis primas.
A los cinco minutos mis abuelos.
Mas tarde mis tíos.
En el salón más de veinte personas que no me paraban de preguntar por el viaje.
No me hacía gracia el tener que repetir la historia una y otra vez.
A unos les decía más y a otros menos, pero siempre cautelosa de no hablar más de la cuenta.
Mis padres querían que disfrutara el poco tiempo que me quedara aquí con la familia, y así fue.
No parábamos de charlar reír y beber.
Llegó la hora de cenar y allí seguía toda familia.
Unos jugando a las cartas, mi madre enseñando recetas, mi hermana hablando de su boda y yo con mis primas que no paraban de hacerme preguntas y más preguntas.
Llegó la hora de la despedida.
Todos me abrazaron y se despidieron deseándome la mejor de las suertes.
Noté la envidia de mis primas a la hora de irse pero nada grave.
Mis tíos no pararon de repetirme en toda la cena lo maravillosa que era Clara.
Ellos se habían conocido cuando ellos estuvieron a punto de separarse.
Era un tema muy personal, por lo que no quería hacer preguntas y ellos no querían hablar de aquella época oscura de su relación.
Les entendía.
Era como si a mí no me pararan de preguntar por Alberto y por los motivos de la ruptura.
Hay cosas que es mejor dejarlas enterradas para que no hagan daño.
Mis abuelos tenían una llorera imparable diciéndome que no iba a estar en navidades, incluso casi hacen que yo me ponga a llorar.
Me hice la fuerte y aguanté el tipo.
Por otra parte estoy dando botes de alegría por dentro, por lo que no iba a venirme abajo.
En realidad creo que no lloré por que en realidad no soy consciente aun de que no voy a estar aquí en una fecha tan señalada cómo es la navidad.
Ayudé a mi madre a colocar todo y a limpiar.
Hablé un rato con Lucía por el tuenti.
Ella me confirmó que ya todo lo de la fiesta estaba preparado.
La última noche que pasaba en Cáceres sería una noche de fiesta.
Me eché las manos a la cabeza por solo pensar que me quedaban dos días en Cáceres… Mañana y pasado.
El corazón me empezó a latir a mil por hora.
Dejé el ordenador, cené algo y me hice una tila para dormir.
Por suerte estaba tan cansada que caí dormida enseguida.
Mañana sería otro día.
Otro día más cerca de Nueva York y mi nueva vida.

viernes, 28 de mayo de 2010

29. La carpeta plateada.





-Aquí te presento a nuestro magnífico amigo Charles. Se va a encargar de tu vestuario y tu armario.-Me dijo Vanesa justo después de saludarla.
Ella parecía también muy contenta de verme.
Clara y Vanesa esperaban ver mi reacción.
Le miré antes de saludarlo.
Wow.
Era un chico de ojos azules, delgado, fibroso, pelo negro, de gran altura, guapo, con cara de niño bueno...

¿Sabéis quién es Matt Gordon? Para que os hagáis una idea de como veo yo a Charles.







Creí quedarme embobada viéndolo hasta que el se acercó a mí para saludarme.
Él estaba observándome también de manera detenida de arriba abajo.
Tampoco podía parar de mirar su ropa.
No estaba acostumbrada a ver un chico vestido de tantos colores tan llamativos.
Demasiado moderno para mi gusto.
La cuestión era que a él le podría quedara bien cualquier cosa.
Sería igual de guapo con una bolsa de basura.
-Ese soy yo. ¿Y tú cómo te llamas, cariño?
Solo con esa frase y por su manera de hablar lo supe. Era gay.
Tenía mucha pluma.
Toda atracción por él se perdió en un segundo.
No quería hacerme ilusiones, pero eso no quitaba que él fuera hasta el momento el hombre mas guapo que había conocido.
Siempre podré fantasear con que no es homosexual.
Dudo que sea bisexual, pero no quito la posibilidad.
Su manera de gesticular había sido evidente.
Más bien es un sexto sentido.
-Me llamo Carmen, encantada.
-No, ¡encantado yo!. Pienso hacer que quedes a todos asombrados a tu pasar. Pon la espalda recta y el mentón bien alto, que te voy a convertir en mi reina de la moda.-dijo moviendo un montón las manos.
Yo miraba a Clara y a Vanesa con la boca abierta.
Ellas me miraban con una sonrisa.
¿Era verdad?
Parecía que sí.
¿De qué iba todo aquello?
Las tres estaban muchísimo más ilusionados que yo.
¿Qué me va a convertir en su reina de la moda?
Estos no saben de que están hablando...
Las dos como unas niñas pequeñas vinieron deprisa hacia mí.
Cada una me cogió por un brazo y me llevaron enseguida a la habitación de Clara.
Charles venía detrás.
Comencé a sentirme como un muñequito.
Su barbie.
En la habitación hicieron que me quedara en ropa interior.
Aún no sé ni como me convencieron.
En realidad me daba igual eso de enseñar mi cuerpo.
Total, luego en la playa voy con mucha menos tela.
Sería hipócrita el no querer enseñarlo cuando en verano me da igual.
No eran molestas las miradas comparadas con las que me hacen los tíos cuando voy en topless por la playa.
Entonces él con la cinta de medir y comenzó a tomar mis medidas a la vez que las apuntaba.
Mientras ellos comenzaron a contarme la última cena que habían tenido.
Por lo visto Vanesa ese día había elegido un traje negro y blanco simulando un esmoquin.
Se fueron los tres a un restaurante a cenar y era la hora de pagar.
Estaban saliendo de allí cuando ella al ir al servicio alguien la confundió con una camarera.
Le dieron una botella de vino y ella se la llevó directamente a casa para una fiesta que tenían luego.
Vanesa estaba tirada en el sofá de la risa.
Al principio se ofendió, pero acabó ganando al callarse.
Charles conseguía contar todo de una manera muy cómica.
Él en sí era un punto.
Nunca conocí a alguien igual.
Cada vez que le oía era imposible parar de reír.
Clara tampoco paraba de reír y verla reír me encantaba.
Pero cuando Charle se reía estaba tan guapo que tenía que evitar quedarme mirándole alelada.
Ellos tres eran como tres mejores amigos, a pesar que Charles y ellas tenían una notable diferencia de edad.
-Esto para que veas, que a cualquier oportunidad que ten den en la vida, tienes que estar preparado.-dijo Vanesa.
Acabó la frase guiñándome un ojo.
Charles no paraba de hacerme preguntas de cual era mi comida favorita, cual es mi restaurante favorito, en cuantos sitios había estado…
Me pareció como un test de al menos 100 preguntas.
Él parecía tan interesado en mí que no le iba a quitar la satisfacción de saber más.
Incluso me preguntó con cuantos hombres había estado.
Pareció sorprendido cuando le dije que solo había estado con uno.
Clara le lanzó una mirada fulminante para que dejara en paz el tema.
Él cambió su pregunta por la de cual era mi chico ideal.
Miró a Clara para buscar su aprobación.
Ella asintió.
Entonces me quedé en blanco.
He estado tan preocupada por lo de Alberto y lo de dejarlo que hacía un montón de tiempo que no pensaba en más chicos.
¿Cómo era el hombre ideal?
Un hombre ideal para mí...
-¿Existe el hombre ideal?-dije yo pensando en alto.
Los tres estallaron a carcajadas.
No se lo esperaban.
Cuando ya creía que había acabado de medir, el sacó un montón de camisetas básicas de un montón de colores.
Yo me las tenía que ir probando y ellos decían si me favorecía o no.
Terminé de probarme al muchísimas camisetas y de saber los colores que me favorecían.
Miré la hora.
El tiempo había pasado volando.
Ya me tenía que marchar.
Volví a ponerme la ropa.
Charles me aseguró que no hacía falta que yo estuviera a la hora de comprar.
Él se encargaría de todo.
Me dijo que muy pronto nos veríamos.
Charles me dio un abrazo como despedida.
Vanesa también me dijo que nos veríamos pronto.
De ella también recibí un abrazo.
Después de esa cálida despedida ellos se quedaron en la habitación.
Tanto abrazo me animó.

Clara me iba a acompañar a la puerta pero antes me llevó a una habitación nueva de la casa.
Era otro despacho.
Uno privado que conectaba con la sala del piano.
Entonces se acercó a la mesa y me sacó una carpeta plateada de la mesa.
La colocó encima de la mesa.
¿Era para mí?

jueves, 27 de mayo de 2010

28. ¿De dónde ha salido este chico?

-¿Se puede saber que te pasa, que estas llorando? Mery…
-Resulta que el chico con el que me lié tiene novia. Para colmo conozco a su novia y lo supe por el Facebook de ella… Había fotos de ayer mismo de ellos juntos. -rompió a llorar.
¿Por qué a Mery siempre le pasan estas cosas?

-Cariño... No estés mal… Total no hay hombres en el mundo… Y te has topado con un cabrón.

Eso fue lo único que se me ocurrió.
Digo eso porque es lo que se suele decir.
Hay muchos hombres…
Y mucho gilipollas suelto.
Yo no era la más adecuada en consolarla y menos en temas del amor.
Acababa de salir de eso y podía imaginarme por lo que estaría pasando Mery, aunque no hay ni comparación a varias citas que varios años…
En realidad si Mery se hubiera preocupado en saber un poco más de él quizás ahora esto no pasaría.
O si por lo menos no se hubiera hecho ilusiones antes de tiempo…

-Tú no te preocupes, Carmen. Si es que soy tonta. Solo que por una vez me hice ilusiones de verdad y ha vuelto a salir mal... -se sonó los mocos y pareció parar de llorar.- Tú no te preocupes. Ya bastante tienes tú… ¿para que me has llamado?
-¿Tienes tiempo o crees que es un mal momento?
-Sabes que si lo tengo y sobre todo para ti, que tú si que me importas y no me has fallado.
-Pues veras que cantidad de cosas que me han pasado…
Nos quedamos hablando durante tanto tiempo que perdí la noción del él.
Conseguí que se olvidara del idiota ese.
Oírla reír y gritar de emoción como Lucía me hacía sentirme aún más feliz.
Le encomendé que vigilara la fiesta de Lucía.
No quiero más fiestas con orgías en los cuartos de baño.
Llegó la hora de cenar y tuvimos que colgar.
Tenía miedo a que la oreja me acabara ardiendo por culpa del auricular.
El móvil estaba caliente.
Mery estaba al igual que los demás muy contenta de que por fin consiguiera salir de mi rutina.
Al igual que a mí le costaba creer que fuera todo en tan poco tiempo.
En parte tengo que reconocer que me da un miedo terrible el no saber que me espera.
No sé a quien me encontraré o conoceré.
No sé tampoco muy bien ni a donde voy ni cual es mi misión, pero es lo que necesito. También me da muchísima pena el dejar aquí a mis amigos y todo lo que yo conozco.
Solo sé que tengo una pequeña ventaja, no se me da mal tampoco el hacer nuevas amistades.
Recuerdo uno de los festivales de rock en especial.
Me perdí de todo el grupo que iba, estaba mi grupo favorito y estaba en primera fila.
No me lo podía perder por encontrarles, ya lo haría luego.
Allí había más fans de ellos y me hice amiga de un grupo de punkis gallegos.
Aún somos amigos y mantenemos el contacto.
Me gusta muchísimo conocer gente nueva.
Puede que esté un poco loca por juntarme con desconocidos yo sola.
Pero en una de esas conocí a Jordi.
En otra de esas veces he conocido a Clara.
Creo que es intuición.
Era un buen momento para ir sacando las maletas e ir haciendo la lista de las cosas que me iba a llevar.
Cuando las saqué y las fui llenando no me lo podía creer…
Serían aquellas cosas que me llevaría para comenzar una nueva vida en un lugar diferente.
Solo iban a quedar unos poquitos días en Cáceres.
Cuatro días que se me harían eternos.
Me dije que lo mejor sería relajarse.
Cumplí mi promesa de no pensar más en ello.
Preparé la cena, me dí una ducha y a dormir.

No me gustó nada que fuera una rayo de sol en mi ojo lo que me despertara.
Sin embargo me encantaba la idea de que hiciera sol.
Me encantó levantarme a la hora que me diera la gana porque no tenía que ir a trabajar. Me levanté totalmente llena de energía.
Me hice un desayuno a lo grande, con bollería, zumo de naranja, leche, cereales…
Me había levantado de tan buen humor que me puse como una loca a bailar con la escoba mientras limpiaba mi habitación y escuchaba los delincuentes.
Cuando acabé de hacer mis tareas del hogar y me arreglé llame a Clara.
-Hola cariño. Estaba esperando que me llamaras. ¿Qué tal?-dijo ella muy animada.
-Muy bien, ¿y tú?-dije aún más animada.
-Perfectamente. Tienes que venir ya mismo que acaba de llegar un amigo mío que viene expresamente a verte a ti por tu nueva ropa.
-Ahora mismo voy.
La verdad es que me asusta un poco la idea de que ella se preocupe tanto en mí.
Creo que todo esto es por el trabajo que voy a tener.
No puedo dar una mala imagen viendo el tipo de clientes que se alojan en el hotel.
Si ella me ha recomendado ella esperará que tenga que dar la talla.
Cogí el abrigo y me lancé a buscar mi saxo.
Me costó un buen rato el encontrar aparcamiento luego subí a su casa.
Ella me abrió la puerta con su gran sonrisa y me cogió el abrigo.
Parecía ansiosa de verme.
Oí la voz de un hombre jóven que también se reía a carcajadas y una voz familiar.
Era la de Vanesa en el salón.
En cuanto me vieron los dos se pusieron de pie para saludarme.

¿De dónde ha salido este chico?

Justice - D.A.N.C.E

Me encanta la idea de las camisetas¡¡

miércoles, 26 de mayo de 2010

Déjate volar...

Hoy es uno de esos días en los que pienso
que me encantaría vivir en el campo...

No preocuparme por nada ni por nadie.

Solo vivir...

Solo tener que pensar en mis tomates, almendros, limoneros o en cuidar mis flores...





Disfrutar del sol...
Sentir el frío cuando comienza a caer el sol y tener una manta a mano...

Tener un vaso fresquito de agua cuando apriete el calor.

Sentir el alivio de la sombra.

Un buen libro.

Una buena canción.

Mirar una mariposa a mi alrededor.

Encontar setas extrañas...



Vivir como animal sin preocuparme de¡¡


SOLO VIVIR¡¡

27. Es la hora de contar la verdad.

Creo que estoy demasiado acostumbrada a ir a mi libre albedrío y ese corte de pelo quizás era demasiado a la moda para mi gusto.
En realidad me debería de callar.
¿En realidad me preocupaba el cambio de mi pelo, cuando en realidad me tendría que preocupar mi vida en un ambito más general?
No lo sé.
Ahora lo único que tengo claro es que me voy a preocupar por el presente, si es que consideramos que mi pelo es una preocupación.
Notaba miradas encima de mí.
Creo que era eso lo que me incomodaba.
Ese corte de pelo me hacía mas llamativa y todos me miraban.
Alomejor era producto de mi imaginación, no lo sé.
Sabía que algo en mí ya estaba empezando a conseguir su objetivo.
EL GRAN CAMBIO.
Cuando quise darme cuenta (fui todo el camino dentro de mi mundo), allí estaba en el portal de mi casa.
Subí en el ascensor en vez de las escaleras y coincidí con una vecina.
Con ella había confianza y eran años y años de vernos todos los días.
Por lo que en cuanto me vio me empezó a decir lo guapa que estaba con ese corte de pelo y que me favorecía muchísimo.
No podía explicármelo…
La gente cuando le dicen lo guapo o guapa que están, se supone que les gusta.
Se supone que te tiene que gustar o te lo tienes que creer.
O quizás eso te hace sentir mejor.
A mí no.
A mí para sentirme bien me da igual lo que se vea por fuera.
Es por eso que no me quedó otra que responderle a mi vecina con una falsa sonrisa de agradecimiento.
No sé si supe disimular bien.
La sensación de ser el centro de atención y el centro de las miradas me agobia.
Mirarme al espejo y no reconocerme yo misma por el pelo, era algo que no me gustaba nada.
Cuando llegué a mi piso, al entrar en casa mi madre estaba cerca de la puerta.
Al verme pego un pequeño respingo, pues no me reconoció a la primera.
Luego se acercó a mi y empezó con lo mismo que me había dicho la vecina, venga y venga alagar a mi pelo.
Como no me pararan de hablar de mi pelo pensaba ponerme una peluca.
Mi madre me hizo un interrogatorio.
-No me extraña que te quede el pelo tan bonito después del sitio tan caro que me has dicho que te lo han cortado. ¿Se puede saber desde cuando tú te gastas tanto dinero en una peluquería?
Sabía que de hoy no iba a pasar el que les tuviera que contar la verdad.
A mi madre no se la iba a colar con lo del pelo cuando cada vez que tenía que ir a la peluquería era uno de mis mayores suplicios.
Aproveché el momento.
Íbamos a empezar a comer los tres y vi que esa era mi oportunidad para contarles la historia.
-En realidad yo no he sido quien se ha gastado el dinero.
-Y si no has sido tú, ¿Quién ha sido?...¿Ya estas saliendo con otro chico?- intervino mi padre tímidamente.
-No papá no estoy con nadie. Hace unos días he conocido a una mujer fantástica que me va a dar la oportunidad de mi vida…
Mis padres se miraron el uno al otro sin entender nada de nada.
-¿A que te refieres Carmen? ¿De quién hablas?-dijo mi madre un poco asustada.
Sabían que algo había estado pasando estos días, pero no se atrevían a preguntar.
-En estos últimos días he conocido a Clara Segovia. Es una mujer inglesa que vino aquí a vivir hace unos diez años. Le gusta Cáceres. Ella sabe todo lo de Alberto… ha sido mucho mas difícil para mi de lo que podáis imaginar. Ella me ha propuesto que me vaya a trabajar a uno de los hoteles mas lujosos de Nueva York y ya me ha conseguido una plaza de trabajo allí. Me ha dicho que allí tiene casa y que no le importará dejarme vivir allí durante un tiempo hasta que yo encuentre piso. Me ha dicho también que yo no tendré que pagar nada a cambio de que acepte sus consejos. Este a sido uno, que me cortara el pelo… y también he dejado el trabajo.
No sabía cual de los dos tenía aun mas cara de estar ensimismados, si mi madre o mi padre.
Creerían que me había vuelto loca.
Eso del trabajo elevaría el grito al cielo.
Nadie se creerá que no tengo que pagar nada.
Mi padre estalló en un gritos.
- ¿Pero niña, tu estas loca?¿Te fías del primer desconocido que pasa y te promete el oro y el moro?¿Acaso no sabes que las cosas no están como para andarse con tonterías de niña pequeña y fiarse de desconocidos?-dijo con la vena muy hinchada.
-¡Papá, tú no tienes ni idea de quien es ella!-Le respondí también en un grito.
Entonces mire a mi madre, y me di cuenta que parecía que con ella no iba la bronca.
-¿Has dicho Clara Segovia?-dijo mi madre en su mundo.
-Si, he dicho eso.-dije aún cabreada.
-¿Esa no es una mujer muy guapa y elegante que trabaja por la agencia turística?-dijo mi madre con los ojos abiertos.
Parecía sorprendida de que yo la conociera.
-Si, es ella.
Entonces se hizo el silencio.
Mi padre no tenía ni idea de quién era y aún estaba enfadado.
¿Mi madre la conoce?
-¿De que la conoces?-
La curiosidad me estaba matando.
-Ella fue la que hizo que se reconciliaran tu tía y tu tío.¿Te acuerdas cuando estuvieron a punto de separarse? Ellos me hablaron muy bien de ella. No les cobró nada por ayudarles. Por lo visto también tiene mucho dinero.
-Mamá, el dinero en ella es lo de menos.
Y es que es verdad.
Creo que el dinero es muy necesario, pero mucha gente lo sobrevalora y llega a hacer cosas estúpidas y antimorales por culpa de él.
Odio la gente que presume de ello.
Ese dinero que Clara me iba a dejar, era necesario, pero sabía que si todo salía mal… no habría cantidad suficiente de dinero en el mundo para curar la decepción que me causaría el haber perdido.
-Ya lo se hija. Manuel, creo que podemos estar tranquilos, esa mujer es de fiar. Carmen es mayorcita para hacer lo que quiera.
Mi padre la miró en un primer momento incrédulo.
Luego se dio cuenta que prefería creerla.
Sabía que yo ya era mayorcita y que haría lo que me diera la gana.
Él no podría pararme.
Ni él ni nadie.
Ya no había nada que me retuviera allí.
Yo quiero a la gente que quedaré aquí, pero precisamente aquí no me queda nada nuevo que me retenga.
-¿Cuándo te vas?- dijo mi padre asimilándolo.
-Dentro de cinco días.
-Eso es pronto… Muy pronto ¿Por qué no nos avisaste antes?-dijo mi madre.
-Aún no lo sabe casi nadie. Me lo dijo ayer.
-¿Estás segura de hacer lo correcto? ¿No es todo muy precipitado?-dijo mi padre.
-Ponte tú en mi lugar. ¿Dejarías pasar la oportunidad de tu vida? ¿Eres consciente que voy a trabajar en uno de los hoteles mas lujosos de Nueva York y tendré la oportunidad de conocer mundo? Ahora que tengo 24 años creo que es el momento de decidir mi futuro, no cuando tenga 60.
Se quedó meditando y al final me dio la razón.
Creo que conseguí que lo viera desde mi punto de vista.
Entonces mi padre sin decir nada decidió sacar una de sus botellas de vino caras que guarda para las ocasiones especiales y brindamos por lo que el futuro me depararía.
Después de tomarme varias copas de vino mientras terminaba de comer decidí que la mejor manera de asimilar todo seria durmiendo.
Caí redonda en el sofá.
Cuando me levanté medio adormilada.
Mi madre me avisó de que había llamado a sus amigas y a la familia para avisarles de que me iba al extranjero.
La verdad es que no me hacía ni pizca gracia.
Como Mery y Lucía, mis mejores amigas, se enteraran de otra mano lo que iba a hacer, me podía caer una buena bronca por no decírselo a ellas primero.
A si es que no me lo pensé ni dos veces y me fui directa a buscar el móvil.
No sabía a cual de las dos llamar primero, pero me decidí por Lucía que era la mas preocupada.
Por suerte la pillé en casa y cuando terminé de contarle la historia casi me queda sorda, pues no dejaba de meter grititos de emoción y alegría.
Y me contagió su emoción.
Las dos a voces por el teléfono.
-¡Carmen! ¡Lo has conseguido¡
-¡SI NENA!
-Pues ya sabes, no te libras de una buena fiesta de despedida.
-¿Qué dices? Estás tonta.
-¡Qué si! Yo me pienso encargar de todo.
-Enserio que no hace falta.
-Me pienso poner ya a ello. Oye nena te tengo que colgar que tengo que acabar el trabajo que me han mandado. En cuanto sepas algo más llámame.
- Vale, nos vemos guapa, te quiero.
-Yo también te quiero. Adiós.
No se ni como la he dejado.
La ultima fiesta que ella monto todo acabó hecho un desastre y en el cuarto de baño nos encontramos un montón de bragas, tangas, calzoncillos…
Se le fue de las manos e invitó a gente que no conocía.
Otros se colaron en la fiesta.
Espero que esta vez no se le ocurra invitar al primero que vea.
Cogí de nuevo el móvil y llamé a Mery.
Para mi sorpresa cuando cogió el móvil tenía la voz llorosa y triste.
Estaba desganada y desconsolada.

¿Qué le habría pasado?

martes, 25 de mayo de 2010

Mañana hace un año de estas fotos d Graduación




Fotos by Inma

Xq mañana empieza la feria¡¡
Que gran cena de la que poco me acuerdo¡¡

:D

Ese día me dejó una cicatriz.
En la muñeca a modo de tatuaje de aquella cena xD
No es coña, soy la única que se cae hacia atrás, delante de todo el mundo, creyendo que hay un coche donde apoyarse y se hace una herida del copón¡¡
Esa noche pasaron tantas cosas susrrealistas que mis heridas fueron lo de menos¡¡

Ese día aprendí que nunca más iría a la feria en tacones¡¡

No soy perfecta.

Justo dos días después de esa cena me llegó la noticia de que mi sobrino estaba naciendo.
A partir de ahora en ferias hay cumpleaños¡¡

Este año me espera cena, conciertos y tekilada¡¡

Ay mamasitaaaaaa que ganaaaaas¡¡

JUEVES VEN A MÍ¡¡

Carmen y su estilo


26. Dejo el trabajo. Comienzan los cambios.



Cuando voy a trabajar se supone que tengo que llevar falda como mínimo.
Se darían cuenta que pasaba algo raro desde el momento que entré.
Me pensaba vestir normal con pantalones.
Ya no tendría que trabajar más allí.
Cuando entré en la tienda todas me miraron.
Nadie me dijo nada de la ropa.
Me preguntaron qué me había pasado que tenía unas ojeras tremendas.
Esa noche había dormido fatal y no era un secreto para nadie.

Las miré a todas y una a una lentamente.
Sonreí al saber que no tendría que ver las mismas caras todos los días.
Todas me miraban pensando que estaba loca.
Le pedí a Marta que llamara a Julián, mi jefe.
Mi próximo ex jefe.
Me acerqué a mi mesa de trabajo bajo la atenta mirada de todas las demás.
Cogí una caja vacía que había al lado del armario y comencé a meter mis objetos personales dentro.
Todas se miraron entre sí.
Cuchicheos en la sala.
Mi sonrisa en la cara no me la podía quitar.
Nadie se atrevía a preguntarme que me había pasado para que recogiera todo.
Ellas lo estaban flipando.
Pero no lo flipaban ni la mitad que yo ayer cuando Clara me contó sus planes para mí en Nueva York.
Si no hubiera tenido trabajo seguro en mi destino, esto hubiera sido un suicidio debido a la crisis.
Cuando esté allí trabajaré en un hotel de cinco estrellas ganando mucho más de lo que gano aquí.
Por no decir que ganaré en idioma y experiencia.
En cuanto me alejara de España sería libre…
Que bonito suena.
No tengo ataduras de nadie.
Bueno, aún sí.
Creo que estoy soñando despierta otra vez.

No estaban las cosas en este momento como para ir dejando los trabajos así como así.
Hay gente en esta época que tiene que sobrevivir con el dinero que gana del paro.

Llegó Julián y se quedó en estado de shock cuando vio que casi todas mis cosas ya estaban recogidas.

-¿Se puede saber que estás haciendo?-Me dijo el sin entender nada.
-Julián, dejo el trabajo. Me han ofrecido un puesto mucho mejor en Nueva York.
El abrió los ojos de par en par al igual que todas mis compañeras de trabajo que miraban totalmente atentas la escena.
Él sabia al igual que todas las demás que no podría dejar pasar esa oportunidad.
Todos sabían que estaba aburrida de estar aquí viviendo.
En la sala había caras de asombro, de envidia, de felicidad…
Me daba igual.
Yo tenía mi sonrisa de oreja a oreja.
Las que en verdad eran mis amigas se acercaron a mí para felicitarme.
-Supongo que no puedo mejorar la oferta y creo una decisión ya tomada por lo que veo, ¿no?
Creo que Julián tenía la pequeña esperanza de que no fuera verdad.
Su voz no tenía fuerza.
Le estaba afectando más de lo que creía.
-Así es Juli, me voy.
A continuación nos dirigimos a su despacho y allí terminamos el papeleo y todo lo demás trabajos pendientes.
Sabía de una amiga mía de la universidad que estaba en el paro, por lo que mi puesto estaría cubierto sin problemas.
Cuando salí de allí todas me hicieron un círculo.
-¿Cuándo te vas?-Me dijo Marta con la voz apenada.
-Si no cuento hoy, solo me quedan cinco días.
Solo de pensarlo me puse nerviosa.
-Que pena, entonces no vas a estar aquí para el día de la cena. Pero seguro que no te pierdes nada, mas quisiera yo poder ir a Nueva York.
Si era sincera en realidad la cena me importaba un pimiento.
Puse cara de pena cuando en realidad me importaba mas bien poco.
Pero si me daba pena despedirme de mis compañeras de trabajo.
-Si, bueno… No os preocupéis que tendréis noticias mías. Yo espero que me vayas contando como va tu embarazo.
-Eso está hecho ¡Carmencita!-Se acercó a mi y me dió un gran abrazo. Que casi no me permitía respirar.-Tienes mucha suerte. Disfruta de cuando estés en Nueva York.
-Como no. Lo disfrutaré.
Se supone que es a lo que iba, aunque yo no tuviera ni idea de que iba a pasar allí.
Estaba deseando salir de mi ya antigua oficina.
Yo odiaba las despedidas y como no saliera de allí pronto iba acabar llorando con una magdalena.
Les di dos besos a todas, ellas me desearon mucha suerte y me fui felizmente con mi caja de objetos personales a dejarla en el coche.
Llamé luego a Clara para quedar.
Esta vez ella no se encontraba en casa, si no en el gran café.
Quedamos en la puerta del colegio que hay enfrente.
Ella ya estaba esperándome cuando yo llegué.
La vi como el retrato de lo que yo debería ser algún día.
Elegante y perfecta.
-¿Estás preparada?- me dijo nada mas saludarme.
-¿Preparada para qué?.
Yo no entendía nada.
-Bueno, primero te presento a Vanesa. Ella es una de mis mejores amigas.
Ella apareció justo por detrás de mí, por lo que no sabía que había quedado con una persona mas.
Ella tenía el pelo rubio y la hacía mas joven.
Tendría la misma edad de Clara y también compartía el mismo buen gusto que ella.
Era española.
Muy guapa.
Morena de piel.
Se acercó a mi y me dio dos besos.
-Encantada de conocerte Carmen. Estos días Clara me ha hablado de tí y ya tenía ganas de conocerte. Vamos ya a la peluquería ¿no?-dijo ella casi frotándose las manos a la vez que me miraba de arriba abajo.



(Belén Rueda es como Vanessa.)


Yo no me había esmerado mucho al vestirme esa mañana.
Por supuesto tampoco me había parado a peinarme mucho.
Sin contar con mis ojeras.
Yo me miraba y las miraba a las dos perfectas y elegantes.
Cualquiera que nos viera nunca pensaría que estaríamos juntas.
Parecería un encuentro por casualidad.
Hacía bastante tiempo que no iba a la peluquería.
Me pregunto cual sería la primera impresión que yo le había causado a Vanessa.
Mala no tenía que ser.
Ella me miraba como Clara, con una gran y perfecta sonrisa.
También era muy amable o por lo menos a mí me causaba esa sensación.
-Bueno, pues ya sabes que vamos a hacer hoy.- Dijo Clara con una gran sonrisa y agarrándose a mi brazo.- Vamos que tenemos cita en la peluquería.
Nos fuimos de camino a una de las mejores peluquerías que había.
Yo lo supuse por los precios que tenían.
Me sentía mal porque se gastara ella dinero en mí.
Sabía que a ella no le haría gracia que le dijera nada del dinero.
No me quedaba otra mas que aceptar sin rechistar.
Tenía que hacer lo que Clara me mandaba.
Esa era una de las condiciones.

Vanesa era una mujer no hablaba mucho, pero lo poco que decía eran cosas interesantes. Era agradable saber que con ella tampoco me costaba hablar.
Lo que yo decía, ella escuchaba con muchísima atención.
Era todo un poco extraño.
Ellas tenían otro nivel de vida.
Teníamos unos claros años de diferencia entre nosotras, sin embargo me sentía como si fueran amigas de toda la vida.
Llegamos y allí nos esperaban tres peluqueras.
Una de ellas era mas mayor y era la jefa.
Por la forma de recibir a Clara y a Vanesa se veía que eran clientas habituales.
-Aquí te traigo una clienta mas. Me fío de ti y se que la vas a quedar preciosa.-Le dijo a la peluquera a la vez que me miraba a mí.
Yo siempre les he tenido cierto pánico a las peluqueras.
O te lo cortan muy bien o te lo cortan a veces más de la cuenta.
Las hay incluso que parece que están inspiradas y parece que se inventan el corte sobre la marcha.
Clara se sentó en la silla y empezó a darle explicaciones a la chica que tenía detrás de cómo tenía que peinarla.
Vanesa hizo lo mismo.
Sinceramente mi pelo nunca había llegado a preocuparme.
Siempre lo he llevado suelto y liso.
A la vez siempre lo he llevado cortado de muchas maneras y lo he llevado tantas veces largo como corto.
Nunca un corte de pelo me había convencido del todo.
Ningún peluquero tampoco me había convencido del todo.
Si no me gustaba ya crecería.
Entonces la peluquera empezó a dar vueltas a mi alrededor.
Me hizo sentarme en una silla y empezó a apartarme el pelo de la cara, a estudiarme las facciones y a mirar a la vez una revista.
Entonces se fue al ordenador y empezó a hacer cosas.
Yo mientras tanto charlaba con todas las mujeres de la sala.
Clara y Vanesa empezaron a hablar sobre el profesor de yoga.
Se veía la ilusión en los ojos de Clara cada vez que hablaba de él.
Creo que estaba enamorada de él.
La peluquera mayor me hizo una seña para que me acercara al ordenador.
Me enseñó el color de pelo que me iba a poner y el corte de pelo.
No me disgustaban pero no sabía como me iba a quedar.
El color de pelo era color chocolate y el corte de pelo era a la altura de los hombros.
Vanesa y Clara terminaron mucho antes que yo.
Todas disfrutaban viendo como era mi primera parte del cambio radical.
Mechones y mechones de pelo veía caer.
Hasta que no terminara no me dejarían mirarme al espejo.
Cuando acabó y me miré al espejo me vi rara.
No me disgustaba.
Tenía la sensación que ese corte de pelo me hacía parecer mayor y con las facciones más marcadas.
No le di mas importancia.
Preferí no mirarme mucho en el espejo.
Vanesa y Clara felicitaron a la peluquera por su trabajo y salimos de allí.
Todas no me pararon de decir lo guapa que estaba.
Yo al mirarme al espejo solo era capaz de ver aquellas grandes ojeras de no haber dormido bien.
Imposible estar guapa así.
Era ya la hora de comer y yo tenía que ir a casa.
Tenía muy claro que me tendría que mirar unas cuantas veces al espejo para sentirme yo.
Quería pasar mas tiempo con mis padres los que aún no sabían nada.
No sabía cuando decirles lo que iba a pasar.
Me despedí de ellas y quedé con Clara en que ya nos veríamos mañana.
Antes de irme me repitió varias veces lo guapa que estaba.
Me hacía gracia que me lo dijera ella.
Ella si era guapa, no yo.
Vanesa me dijo que ya nos veríamos pronto y que habia sido una mañana muy entretenida.
Con eso interpreté que yo a ella le había caído igual de bien que ella a mí.
Me marché.
Era algo irremediable eso de irme mirando en todos los escaparates que veía.
Creo que ese corte de pelo yo nunca lo hubiera elegido.
Ese color tampoco.
No me disgustaba del todo, pero no me terminaba de gustar.






Comienzan los cambios... Este es el mas tonto de todos xD

lunes, 24 de mayo de 2010

25. ¿Me estoy volviendo loca?





-Ahora me río. Pero en esos momentos se me caía el mundo encima.-Me dijo riéndose y llevándose una mano a la cabeza.-Sin embargo, yo me levanté y seguí como si allí no hubiera pasado nada. A cualquiera le podía haber pasado. Por suerte no era mi primer desfile, si no uno de los muchísimos que realicé. Fue muy bonito mientras duró.
-A mi me daría algo si eso me pasara a mí. Aunque no será por la cantidad de veces que me he caído.
Me dí la vuelta.
Ya no quería mirar aquellos zapatos. Solo de mirarlos me ponía eléctrica al saber que tendría que llevar unos así.
De estar riéndome mi cara cambio totalmente al mirar la carretera.
Reconocí enseguida el coche que se acercaba para pasar a nuestro lado.
Un Audi Q7.
Alberto.
Ella notó enseguida mi cambio de humor.
Volví al estado de shock.
Era imposible esconderse.
Yo era incapaz de dejar de mirar.
El coche cuando pasó por nuestro lado fue despacio.
Una se encontró con mi mirada con la suya durante un segundo él metió un gran acelerón hasta que le perdí de vista enseguida.
Noté como a cámara lenta ese momento.
Un segundo me había servido para saber muchas cosas.
Se notaba que el había perdido peso…
El hecho de tener mas marcadas las facciones le hacía mas atractivo.
La barba de varios días, eso no es típico en él.
Él se afeita todos los días. O por lo menos eso hacía.
Unas ojeras marcadas hacían que pareciera que hubiera envejecido unos cuantos años en varios días.
Me sentí fatal.
Por un segundo sentí como toda fuerza de mi cuerpo desapareció.
Solo era capaz de sentir los latidos de mi corazón a mil por hora.
Ella se puso justo delante de mí.
-Era él, ¿verdad?-me dijo con una voz muy suave.
-Si.-dije en un susurro.
-¿Sigues sintiendo algo por él?
-No lo sé.
-Cariño, vamos a casa. Estás muy pálida…-dijo Clara tocándome la frente.
Preferí no seguir hablando del tema y continué hablando de otra cosa que no tenía nada que ver.
Por suerte ella me empezó a hacer una lista de los sitios que me esperaban allí los cuales no me podía perder.
Eso consiguió distraerme.
Pero aún así no sabía si era suficiente para olvidar la mirada de Alberto.
Una mirada inexpresiva totalmente.
Esa mirada no me había dicho nada, pero poca falta me hacía cuando se veía que él no estaba bien.
Llegamos a su casa y en el salón encima de la mesa estaba el ordenador que ella decía que me había comprado.
Era un precioso ordenador portátil.
No era uno cualquiera.
Era un MacBook Air de Apple.
Al abrir la caja y verlo vi que era finísimo.





Ella se puso muy contenta al ver que yo pegaba saltitos e iba de detrás de ella a darle un abrazo.
Le di mil gracias pero ella me decía que no tenía porqué dármelas, que eso para ella no era nada.
Ella no paraba de reírse y de decirme lo graciosa que era.
Me comparaba con Heidi.
Me parecía que era los reyes magos adelantados.
Miraba alelada el ordenador.
Que cosa tan fina.
Que pasada.
Que cambio de emociones.
Que día llevo.
Ella empezó a hacer una lista de las cosas que yo debería de llevar en la maleta.
La maleta que yo llevaría para allá tenía que ser básicamente ropa de estar por casa y objetos personales.
Las demás cosas que ella tenía pensado comprarme ya me las enviaría.
A ella le sonó el móvil y yo me quedé en el ordenador viendo todas los programas que me había ya instalado su “chico de los recados”.
Cuando ella volvió ella venía haciendo un bailecito mas gracioso que mis saltos de Heidi.
Me dijo que era su profesor de yoga , que no era por parecer creída , pero que lo tenía en el bote.
¿A quién no iba a tener esa mujer en el bote?
¿Qué no quería ser creída? Ella podía permitírselo.
Había conseguido otra cita con él esa misma noche. No me extrañaba.
Aquí donde veo a Clara toda feliz el otro tiene que estar haciendo piruetas en el aire.
Ella era digna de hacerle un cuadro y mil fotografías.
De su armario gigante Clara me regaló unos pantalones.
Me daba vergüenza aceptar tantos regalos, pero cuando vi su cara de enfado cuando le dije que se los devolvería pasé de volverle a decir que no.
Era extraño, pero usábamos la misma talla.
Las dos éramos altas y delgadas.
Era la única semejanza que veía entre ambas.
Decidí que ya era hora de irse.
Al día siguiente y a partir de ese momento me esperaba hacer muchas cosas como: despedirme del trabajo, de mis padres, de mis amigos, de mi manera de vestir…
Mas bien quería asimilarlo y hacer el idiota con el portátil nuevo.
Me sentía un montón de cansada, pues aquel día me había parecido largísimo.
Entonces me despedí de Clara, le pedí su número de teléfono, la dejé en su enorme armario eligiendo ropa para su cita y me fui para mi casa.
Debería de haber llamado a Lucía y a Mery, de avisar a mi hermana, de ir contándoselo a mis padres y decir que estas navidades no las iba a pasar en casa.
Ni siquiera iba a ir a la cena con las de mi trabajo.
Pero pasé de todo.
Tenía que organizar mis pensamientos.
Darme una ducha, ponerme el pijama, tomarme una tila o valerianas y dormir.
Ese era el plan.
Me esperarían días muy ajetreados.
Hoy había sido un día muy ajetreado.
Al tumbarme en la cama sentí el gran peso del cuerpo.
Suerte que había dormido la siesta.
Nueva York…
Nueva York…
¡NUEVA YORK!
No paraba de acordarme de la serie sexo en Nueva York.

Por muy temprano que me fuera a la cama ayer, no significaba que hubiera dormido bien. Cada dos por tres me despertaba con cualquier mínimo ruido que oyera.
Me costaba mucho reconciliar el sueño por lo que hoy me había levantado cansada.
Casi como un zombi.
Tenía que arreglarme y desayunar.
Lo hice de una manera pausada y relajada.
A partir de ese momento no tendría que trabajar, por lo menos hasta que no llegara a NY.
Todo me sonaba a una locura.
Me hice una promesa a mi misma no iba a pensar mucho en lo que me esperaba.
Solo de pensar que trabajaría en uno de los hoteles mas lujosos de allí según me había dicho Clara, me ponía como loca.
Quizás ya lo estaba.
No quería hacerme ilusiones.
Pues me daba miedo que todo lo que iba a pasar no fuera verdad y que yo quedara como una tonta y todas mis esperanzas en la mierda.
No tenía ni idea de la cara que pondría mi jefe cuando le contara la historia y le dijera que ya no iba a trabajar más allí.
Tenía la suerte de que el jefe era amigo mío y precisamente él me enchufó para trabajar allí.
Desde que lo dejé con Alberto no paraba de lanzarme indirectas para que me liara con él.
Con la excusa de que éramos amigos se lo permitía.
Eso me alimentaba el poco ego que tenía en esos momentos.
No sabía como se iba a tomar que me fuera.
Lo iba a saber en breves.

domingo, 23 de mayo de 2010

Clara S. S.






Así venía vestida Clara.


(Ya se que solo de mirar el poncho da calor, pero la historia está situada en la fecha de Navidades.)


¿Serías capaz de utilizar esos tacones por la ciudad?

24. Clara nunca para de sorprenderme + y +.

¿Eso no era Manhattan?
-Ah, vale.
Fue lo único que se me ocurrió decir tras saber a donde iba.
-Te voy a dar todo el tiempo que quieras para que te adaptes. Una vez te hallas habituado a horarios y al modo de vida de allí, tú solo tendrás que llamarme para que avise al hotel de cinco estrellas para que te admitan en su plantilla. Ya lo he hablado con el jefe y estará encantado de tenerte allí gracias a mi recomendación. Una vez lleves trabajando allí un tiempo verás como con ese currículo podrás trabajar en cualquier ciudad del mundo tal y como deseabas. Si quieres quedarte allí es tu decisión, al igual que podrás volver aquí a Cáceres.
Solo asentí en la cabeza por que creo que hasta que no lo viera me lo podía creer.
¿Qué ella ya lo tenía todo planeado?
Eran pocos días los que tendría para decidirme si quería utilizar aquel viaje para lo que había estado esperando.
Miles de ideas estaban pasando a la vez por mi cabeza.
No me apetecía preguntarle nada más, pues mi cabeza estaba totalmente en otra parte.
Una parte de mí pedía que se me acercara cualquier persona de allí y me metiera un buen pellizco.
Una señal.
Necesitaba una señal.
No hizo falta.
En ese momento llegué a darle tantas vueltas al café, con tanta rapidez que se me vertió encima.
-¡Dios que desastre!-dije dando un grito y levantándome a la vez.
El café aún estaba caliente.
Me había mojado todo los pantalones.
Todo el bar se me quedó mirando.
Ella se rió.
Me miraba sabiendo que tardaría en asimilar todo lo que me estaba diciendo.
Me miraba sabiendo que iba a aceptar.
Clara sabía que podía cambiarme la vida si aceptaba su propuesta.
Vino el camarero a limpiar la mesa.
Yo fui camino al cuarto de baño para intentar hacer algo por disimular la mancha.
Aun asi yo seguía en mi estado de shock.
En el cuarto de baño me sequé los pantalones con papel.
Podía hacer poco más.
Parecía que me había meado encima.
Salí desquiciada del cuarto de baño y muerta de vergüenza.
Me fui tapándome con el bolso.
Ella ya había pagado los cafés y me hizo una señal para que nos fueramos de allí.

-No te preocupes, estas cosas pasan hasta en las mejores familias. Ahora vamos a ir a mi casa. Allí está el portátil nuevo que te he comprado. Te va a encantar. Pero no te he preguntado si quieres ir. ¿Quieres ir? No hace falta que respondas…
-Claro que quiero.-Le interrumpí antes de que terminara la frase.
-Eso me parece estupendo estupendo. No te vas a arrepentir. Pues a partir de ahora hablaremos en inglés.-Me dijo inglés, emocionada casi como yo y con una gran sonrisa.
Por suerte era uno de mis idiomas favoritos y sabía perfectamente hablarlo.
Dí las gracias en mi cabeza a aquel intercambio en Londres y tanto tiempo en la escuela de idiomas.
Gracias a eso el idioma no sería ningún problema.
-He tenido muchísima suerte de encontrarme con una persona como tú. Si todo sale bien, no sabrñé nunca como agradecértelo.-Le contesté en inglés sincerándome con ella.
-Carmen…en este poco tiempo he descubierto que eres una persona con ilusión y que lo único que te hace falta es una oportunidad. Yo puedo darte la mejor de las oportunidades. Yo disfruto haciendo feliz a los demás. A mí el dinero no me dio la felicidad. Tampoco me sirvió para conservar lo que más quería. A mí hace unos años la avaricia me llevó a la perdición. El dinero ayuda y siempre ayudará, pero la felicidad se puede encontrar en las pequeñas cosas. A mí el dinero me dio mas problemas que soluciones. Yo hace diez años también me encontraba perdida. No paré hasta que encontré un sitio como este y vivir tranquila. No todos tenemos las mismas ambiciones. Yo sé como te sientes sin encontrar tu sitio. Quiero darte la oportunidad de elegir tu vida y tu destino y quiero saber que he conseguido que tú puedas encontrar una gran oportunidad. Encuentra tu lugar. Un día de estos vamos a morir y antes de eso tienes que estar segura de haber vivido, si no la muerte será un chiste y te quedarás siempre con la duda de cómo podía haber sido tu sueño o tu vida si no aceptaras esta oportunidad que te brindo.
En estas últimas palabras me quedé reflexionando.
Sorprendida me habían quedado aquellas palabras.
Me lo había dicho muy enserio.
Había algo en la mirada de Clara.
Un pasado oscuro que ella no me quería revelar.
Algo de su mirada me decía que era verdad que ella lo había pasado muy mal.
¿Sería la fama que se ganó?
¿No se solucionaba con dinero?
¿Habría perdido a alguien muy querido?
El dinero es cierto que no lo recupera todo.
No te lo da todo.
Me preguntaba que le había pasado a Clara para que no encontrara su lugar y que justo que lo encontrara aquí en Cáceres.
Ella quería ayudarme.
Estaba contentísima que ella quisiera darme esa gran oportunidad y que no me pidiera nada a cambio.
Sabía que como todo saliera bien podía ser una de las personas de las que me debía de fiar.
Al verla me di cuenta que no se trataba de ninguna broma.
A partir de ese momento me tocó las narices que pareciera que había meado marrón.
Solté una gran sonrisa.
Me fue devuelta.
Íbamos a ir a su casa porque me había comprado un portátil.
Mil sensaciones en mi interior.
Energía imparable nacía de mi interior.
Felicidad.
Nervios.
Miedo.
Hiperactividad.

En ese momento creía que me iba a dar algo de toda la mezcla de sensaciones.
Todo se estaba cumpliendo al pie de la letra, aunque de manera totalmente inesperada.
-Muchas gracias por confiar en mí Clara. Después de todo lo que me acabas de decir… Creo que estoy tan emocionada que no me salen palabras.
-No tienes que agradecerme nada. Por mucho que intentes disimular, seguro que lo de Alberto te ha afectado y no te vendría nada mal cambiar de aires. ¿verdad?
Recordé como ayer ella me había visto llorar desconsoladamente cuando me preguntó que si tenía novio.
-Si, bueno. Tienes razón. -dije mirando al suelo.
Era recordarle y sentir dolor.
Clara se dio cuenta que así era.
Era imposible disimular que me molestaba hablar de él.
Ella parecía comprender totalmente lo que me pasaba.
Siete años juntos era bastante tiempo.
Hacía muy poco tiempo que lo habíamos dejado.
Yo aún seguía teniendo todos sus regalos en mi habitación.
Todavía no había podido escuchar mis canciones favoritas porque todas me recordaban a él.
Íbamos por Cánovas y me quedé mirando unos zapatos de tacón.
Me parecían elegantes y con un tacón tan fino que me parecía imposible de llevar.
Se parecían mucho a los que llevaba Clara puestos.
Cuando se dio cuenta que me detenía a verlos ella se paró a mi lado.
Empezó a decirme que a partir de ahora se acabarían las zapatillas para mí.
Era su consejo que debería de cumplir.
Mi vestimenta iba a tener que cambiar, por que quisiera o no tenía que ganarme una reputación.
Al lugar donde iba a ir eso de las zapatillas no estaba muy bien visto.
Tendría que comportarme como una señorita al igual que debería vestir como una.
Solo de mirar el tacón de los zapatos que ella me indicó que llevaría cuando estuviera en Nueva York, creía que me dolían los pies.
Mi ropa también tendría que cambiar.
Necesitaría un fondo de armario nuevo.
Me aseguró que no me tendría que preocupar.
Ella sería la que eligiría mi vestuario o la persona que me iba a vestir.
Tal y como se vestía ella me parecía todo un lujazo.
¿Querría Clara que yo vistiera como ella?
Yo con tacones de aguja podía causar catástrofes.
Podría perder toda la elegancia que ella quisiera plasmar en mí en menos de un minuto. Nos reímos un rato mientras yo le advertía contándole mis numerosas caídas.
Ella me “tranquilizó” cuando me contó la primera vez que ella se cayó en una pasarela y bajó rodando unas escaleras delante de todos.
Luego me dijo que se levantó e hizo como si no pasara nada.
Ahí fue cuando Clara comenzó a contarme su vida como modelo.
¿Pero esa mujer había sido de todo?
¿Una niña pija que había sido bailarina de cabaret, luego modelo y ahora sexóloga?
Ella guardaba más sorpresas de las que nunca podría llegar a imaginar.
Cuanto más la conozco más curiosidad me produce.






¿A tí no?
Mil gracias a los que seguís esto¡¡
Como siempre perdonen las faltas de ortografía.

Sin dar muchos detalles...

Hola de nuevo¡¡¡¡



Que sepais que esta enana ha vuelto a hacer de las suyas...






Estando en un precioso lugar...




Disfrutando MI TEKILA



Y viviendo con mucho amor¡¡




Besitos CALORROS de esta Shu Z¡¡ jajajajaj

(Para los que no teneis ni papa idea de lo que es un calorr@... Creo que recibe también el nombre de poker@. Puede definirse como actitud kinki xD. Esta última foto se la dedico a todos y a todas a las que se hacen fotos en el cuarto de baño sacando los morros, enseñando el canalillo, sacando el culo, encongiendo barriga y con el rollo del papel del váter por detrás)

viernes, 21 de mayo de 2010

La semana pasó volando¡¡


Estoy muy rekete happy¡¡

No más que el día de esta foto que me encanta¡¡
Salgo con mi SHu Z¡¡ DE LA QUE SOY FAN NUMBER ONE¡¡
Que nos tenemos que ver¡¡
Exo de menos el teléfono de la Carmele xD


FINDEEEEEE¡¡¡

Creo que esto es un hasta el domingo...
Aún no lo se¡¡


Canción de hoy:

Daft Punk
Seguro que os suena¡¡


23. Sorpendida por mi destino.

Cuando terminó de coger sus cosas nos fuimos directas a tomarnos el café a Obispo Galarza.
Es un sitio desde donde se veía la parte antigua.
En el camino le pude contar un montón de cosas como las buenas noticias que había tenido hoy.
Ella parecía igual de ilusionada que yo.
Clara comenzó a decirme una lista muy extensa de todas las cosas que tendría que preparar mi hermana durante todo este tiempo para preparar la boda.
Solo con esa lista se me habían quitado las ganas de casarme.
Cuantas cosas. Que estrés.
Así no me extraña que cuando llega el día de la boda las novias han perdido mucho peso y tienen que volver a arreglar el vestido.
Me contó también que ella tuvo mucha suerte con contar con la ayuda de una de las mejores organizadoras de bodas.
Aparte de que era su amiga, Clara se lo podía permitir.
Me contó algunos detalles de su segunda boda.
La primera había sido en secreto y no había podido tener muchos preparativos ni celebraciones.
Sin embargo la segunda se realizó en una playa de una isla privada.
Todos iban vestidos de blanco.
Todo estaba decorado con conchas, perlas, corales… Como si fuera la boda de la sirenita.
Al fijarme en Clara me di cuenta que también se parecía a el dibujo animado de la sirenita.
Pelirroja, blanca de piel y con los ojos verdes.
No pude evitar reírme cuando me di cuenta de la comparación.
Cuando le dije porqué me reía ella me dijo que su exmarido siempre la llamaba sirena.
Ahora lo entendía.
Llegamos y encontramos sitio.
Al traernos el café y ver que estaba muy caliente, comencé a darle vueltas con la cucharilla produciendo un gracioso sonido.
Clara cambió su postura en la silla puso un tono mas serio para hablar.
Parecía otra.
-Veo que has tenido un día muy feliz y espero no estropeártelo. Espero que te guste mi plan o lo que tengo pensado para ti.
Comencé a ponerme nerviosa y a darle vueltas al café con mas velocidad.
¿Había llegado por fin el momento de que me dijera que va a ser de mí?
Se hizo un silencio.
Yo estaba petrificada de los nervios.
Ella siguió hablando con esa tranquilidad que la caracterizaba pero con un tono serio.
-Quizás me he precipitado y no se si es lo que tú estabas pensando, pero se que nadie mas lo iba a apreciar como tú el regalo que estoy a punto de hacerte.
En esos momentos estaba a punto de que me diera algo, solo podía pensar que quería que acabara ya y me dijera algo en claro YA.
-¿De que se trata?-Pregunté impaciente.
Ella tomó un sorbo de café con una media sonrisa en la cara.
A ella le hacía gracia mi repentina ansiedad.
Yo estaba que creía que me iba a caer de la silla como no hablara YA.
Mi corazón latía a mil por hora.
Los nervios estaban en mi estómago.
Mi pulso estaba descontrolado.
-Voy a ir por partes aunque no quiero sacarte de quicio... Como primera condición, vas a tener que dejar tu trabajo.
-Vale, ¿eso significa que me voy de aquí?.
Eso era lo único que procesaba mi cabeza… ¿me voy o no me voy?
-Sí, te vas a ir y lejos. Hay más condiciones. Esto quiero que lo tengas muy claro desde el primer momento: no vas a deberme nada. No quiero dinero ni nada material. Quiero que aceptes lo que te doy sin ningún tipo de queja ni devolución. Lo único que te pienso pedir a cambio es que me escribas todos los días y vas a aceptar mis consejos.
¿Qué no quiere nada a cambio?
QUE HABLE YA O ME DA UN PATATÚS AQUÍ.
Creo que tiene que ser algo gordo según me esta diciendo ella.
Aún yo no entiendo nada de nada.
Mi cara tenía que ser una mezcla de diez mil sensaciones.
-Tranquila. Ya te voy a dar la pista final. El billete de avión que te compré, ya no es para mí, si no para tí. La que se va eres tú, no yo.

Fue ahí cuando ya empecé a abrir los ojos como platos.
Creía que me iba a caer de la silla por lo que me agarre al asiento.
¿El billete de avión que me pidió ella, de primera clase, no es para otra persona mas que para mí?
¿QUÉ ME VOY A NUEVA YORK?
¿Qué no le debo nada?
Yo por más que la miraba no podía salir de mi estado de shock.
Ella me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.
Sabía que yo estaba petrificada de la felicidad.
-Si, bueno, creo que empiezas a ver por donde van los tiros.-me dijo ella abandonando ya el tono serio.
-Pero… pero...
No podía decir otra palabra, me había quedado totalmente paralizada.
-Tu solo escúchame. Para tí empieza otro tipo de vida. Una vez que llegues allí no te vas a tener que preocupar de nada. Vas a vivir en la casa que me regaló mi marido que está al lado de Central Park. Allí viven también mis otros dos hijos de vez en cuando, pero no te preocupes. La casa es lo suficientemente grande como para que ,si no te caen bien ni si quiera os veáis. Ahora casi nunca están en esa casa, por lo que es lo menos te tiene que preocupar.
Yo solo me estaba viendo a mi totalmente como si fuera en una película y yo fuera la pretty woman.
¿Una casa al lado de Central Park?
Carmen contrólate…
Que alguien me pellizque, me empuje, me tire...
¿Estoy aún durmiendo la siesta?





Comienza la diversión.

jueves, 20 de mayo de 2010

Carmen en cuanto sale de trabajar...



Este es su estilo¡¡

22. Buenas noticias.

-¿Se puede saber que te pasa mamá? Que me estás mirando raro…
-Eh…
Se volvió a pensar que hacía.
-Vamos, dímelo.-dije yo con un gesto de manos a ver si arrancaba.
-Nada… es que hoy me he encontrado con la madre de Alberto.-dijo todo muy deprisa y del tirón.
Se hizo un silencio.
Mi madre miraba temerosa mi reacción.
No sabía si en realidad quería que me contara que había pasado o que le había dicho.
Tenía que asumir que yo era la que había provocado que me contara lo que ella no sabía si contarme.
-¿Has hablado con ella? -dije tratando de parecer normal.
En realidad sabía que si.
Mi madre y la de Alberto eran muy parecidas y eran muy amigas.
Aunque la situación estaba difícil ahora que él y yo ya no salíamos juntos, ellas conservaban su amistad.
-Si. Lo que me ha contado no se si te va a gustar, cariño. Creo que debes saberlo. Me ha dicho que Alberto a adelgazado un montón y que quería tirar todas las cosas que le recordaban a ti. Ella le ha convencido para que no lo hiciera. ¿Qué piensas hacer?¿Es imposible que volváis? Yo siempre pensé que erais felices juntos y que tenías la vida solucionada…
Con esas preguntas que se hacía mi madre no me extrañaba que tuviera miedo a preguntar.
Conseguí aguantar el tipo.
¿Él ya quería tirar todo lo mío? Seguro que sería uno de sus ataques de cuando se enfada.
Yo también había adelgazado un montón.
-A veces las cosas no son como parecen mamá. Yo ya no estaba enamorada de él. Me parecía una injusticia conmigo misma estar con alguien por el que ya no sentía nada más que amistad. -dije mirando a otro lado.
Una parte de mí le quería.
Me estaba aguantando el nudo en la garganta.
-Cariño, yo solo quiero que seas feliz.-Me dijo mi madre cogiéndome la mano.
-No te preocupes… Aunque le eche a veces de menos, soy feliz.
Ella me sonrió, me dio un beso en la frente y las dos nos pusimos a ver la televisión.
Ella sabía que yo no quería seguir hablando del tema.
Nos reímos bastante al ponerme a imitar a las viejas que salían en la televisión.
Me encanta ver a mi madre reír con su risa contagiosa.
Ella me contó que había hecho hoy con su prima.
La historia era la siguiente:
Las dos iban hacia Cánovas de paseo para ver los puestos que había.
Su prima llevaba falda y sin darse cuenta pisó una baldosa rota.
La baldosa le salpicó agua hasta llegar a mojarle las bragas, por lo que se tuvieron que dar la vuelta para que ella se pusiera ropa limpia.
Gracias a la anécdota de mi madre me tiré riendo muchísimo tiempo.
Más tarde me fui a dormir.
Me costó mas que otros días.
No podía parar de pensar en Clara y lo que tendría preparado para mí.


Al día siguiente me fui a trabajar a su hora siguiendo con mi rutina.
Me puse a preparar el viaje que Lucía me había dicho por Europa.
En parte me daba bastante envidia, por otra parte me daba igual.
Un viaje de esos es para estar en pareja y disfrutar de los hoteles.
Yo tenía también otro destino desconocido y si tenía suerte lo sabría hoy mismo.
Hoy en mi descanso en vez de ir a visitar a Jordi, me quedé con mis compañeras de trabajo organizando la cena y hablando de ropa.
Una de ellas, Marta, nos dio la estupenda noticia de que estaba embarazada.
Yo la verdad nunca me planteé eso de tener hijos.
Supongo que ya vendrán en un futuro.
Cuando ya esté preparada y encuentre a la persona adecuada.
Ahora en mis planes ni si quiera está eso de tener pareja por lo que lo veo lejanísimo.
Muchísima responsabilidad para una sola persona.
Es raro pensar ahora en otra persona que no sea Alberto.
Pensar en una persona a la que ame y que quiera a mis hijos…
Aunque por más que lo pienso creo que nunca me han gustado los niños del todo.
Requiere mucho tiempo y paciencia.
Llegó la hora de irse a comer a casa.
Allí estaban toda mi familia cercana sentados en la mesa esperando que yo llegara de trabajar.
La mesa estaba llena de unos platos muy ricos y bien decorados.
Mi madre se lo había currado muchísimo. Le encantaba trabajar en la cocina cuando sabía que toda la familia iba a estar junta. Quería ser la perfecta anfitriona.
Mi padre sacó la sidra y empezamos a beber.
Empezamos contarnos chistes y a ponernos al día.
Cuando se hizo el primer silencio mi hermana y su novio Mario se levantaron a la vez.
-Miriam, Manuel, Carmen… Queríamos daros una buenísima noticia y espero tener vuestra aprobación…-Mi madre mi padre y yo nos miramos con cara de póquer y cuando intuimos lo que iba a ser comenzamos a alzar las cejas.- Alicia y yo nos vamos a casar.
Mi hermana soltó una risa nerviosa y extendió su mano para enseñarnos el anillo.
Era precioso.
Era de oro banco con un diamante engarzado.
-¡Pues claro que tienes nuestra aprobación hijo mío!-Gritó mi padre.
Todos estallamos en una felicidad colectiva.
Mi madre, mi hermana y yo comenzamos a gritar.
Yo no me lo había esperado.
Empezamos a beber vino que mi padre tenía guardado para las ocasiones especiales.
Yo me acerqué a ellos dos y les di un abrazo enorme.
Era una estupendísima noticia la cual había que celebrar por todo lo alto.
Me dijeron algunos detalles, como que la boda sería dentro de unos meses.
Luego me senté en el sofá pensativa.
No sabía donde iba a estar yo dentro de unos meses cuando se celebrara la boda.
Decidí no comerme mucho la cabeza pues de eso ya me preocuparé cuando me tenga que preocupar.
Me dormí un rato la siesta pues después de beber vino me entró sueño.
Hoy por suerte no tendría que trabajar más, por lo que pensaba tomarme el día con relajación.
Me desperté un poco atontada.
Recordé que había quedado con Clara para ir a tomar un café y daba la casualidad que era justo lo que mas me apetecía.
Llegué a casa de Clara y me pidió que subiera a su casa.
Espero seguir con la buena racha que he tenido hasta ahora.

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Aprende a cuidar esas pequeñas y delicadas cosas



Como no lo hagas puede que un día se te haga tarde como para recuperarlas...

No tenemos todo el tiempo del mundo.

Canción de hoy...

Morodo.

Puede que no os guste él xq sea un porreta o como keráis llamarlo, pero si vais más allá de lo que haga el tío con SU VIDA (yo no soy más que nadie xa criticarle),
podéis encontrar letras con mensajes tan bonitos como este...

" Sigue tu camino en la luz, la última palabra la tienes tú, no querrás acabar en un ataúd sin cumplir los sueños de tu juventud, para eso ya sabes lo que tienes que hacer, aprovecha la oportunidad y no la eches a perder... "



Escucharla si queréis, a mí me gusta, y para gustos los colores...

miércoles, 19 de mayo de 2010

21. Asumiré las consecuencias.

Comencé por recordarle a Lucía lo de mi coche.
A ella también le había parecido raro que el coche se arreglara con tanta rapidez, pero no le había dado importancia.
Les conté todo relacionado con la sexóloga incluyendo lo que había pasado con Jordi esa misma tarde en el bar y por último les conté mi plan de irme fuera.
Las dos me miraban alucinadas.
No se explicaban aún porqué no les había contado nada antes.
Yo tampoco podía responderles con certeza a esa pregunta que veía reflejada en sus caras.
Quizás sería por la parte de mí que aún se encuentra asustada y no sabe que hacer.
Tampoco sé que me espera.
Vi poco a poco como iban cambiando sus caras y llegó el momento de las temidas preguntas.
-¿Era esa mujer lo que estabas esperando a conocer?-Me dijo Mery con la mandíbula casi desencajada.
Ella ahora estaba un poco asustada de mí.
Ella se rió por lo bajo hace tiempo cuando le conté que yo tenía la sensación de que algo muy gordo me estaba por pasar y que dentro de mis planes no incluía a Alberto.
Ahora soy yo la que quizás se podría reír de ella.
-Por lo que se ve si.- dije yo con la misma cara de susto y asombro.-Solo que aún no sé que tiene preparado para mí. Hoy con lo de Jordi me a demostrado algo más de ella y creo que ella tiene fe en mí, al igual que yo tengo fe en ella.
Las tres nos miramos calladas.
Ellas no sabían que decirme.
Yo ya les había contado todo lo que podía contar.
Tenían mucha información que asimilar.
Yo no sé cómo me hubiera quedado si de buenas a primeras me llegara Lucía y me contara que había conocido a una Sexóloga, que había sido cabaretera en París, que yo tenía su pulsera, que me había abollado y arreglado el coche y así una lista interminable de cosas; y que al confesarle lo que me pasaba, dijera que ella creía que me podía ayudar.
No me había dejado ningún detalle y mucho menos siendo lo observadora que había sido con Clara.
Lucía rompió el silencio.
-Carmen, ¿Qué pasa si ella no es como parece? Solo hace tres días que la conoces. A veces las personas no son como tú piensas. ¿Qué pasa si ella se está aprovechando de que sabe que quieres irte? Y enserio ¿estás dispuesta a ir donde ella te mande sin saber que te espera? ¿en otro lugar? ¿tú sola?-dijo ella preocupada.
Quizás ella tuviera razón, pero me daba igual.
Yo estaba convencida que ese era mi objetivo.
Clara era la única persona hasta el momento que me había ofrecido una posible salida.
-No pienso quedarme con esa duda. Si la cago, la cagué. No pienso quedarme aquí por mucho tiempo cuando todo me recuerda a Alberto. - dije sin dar mi brazo a torcer para entrar en dudas.
Mi respuesta fue tajante.
Con lo de Alberto les había tocado a las dos la vena sensible y de pena que sentían por mí.
Sabían lo duro que estaba siendo estar en Cáceres y ver que todo el mundo me decía algo de él o que todo, incluso ellas, me recordaran a él.
Muchos años juntos.
Estaba dispuesta a equivocarme y asumir las consecuencias por Clara.
-No te preocupes Carmen. Confío en tí. Es muy raro que tú te fíes de alguien que acabas de conocer. Por la manera que hablas de ella me apetece incluso conocerla.-dijo Mery.
-Quién sabe. Quizás estés aún a tiempo de conocerla. Aunque se va a ir a Nueva York y es posible que no vuelva a saber de ella. No lo sé.
Se hizo un silencio.
Ellas vieron que yo solo de pensar que Clara se iba a ir me puse mal, por lo que no se volvió a hablar del tema mientras estuvimos las tres.
Después de cenar juntas y pasárnoslo como enanas llegó la hora de marcharse.
En el coche Lucía y yo de camino a casa le describía los pendientes que yo había visto en los cajones que tenía Clara en su casa.
Ella flipaba con todas las cosas lujosas que yo le contaba entre el coche, la ropa, la casa…
-En cuanto sepas algo nuevo me llamas, ¿vale?- me dijo antes de salir del coche.
-Eso esta hecho.
Nos despedimos con un abrazo y me dirigí hacia casa.
En ese momento alguien me dio un toque al móvil.
Me acordé que era Jordi y que a continuación le tendría que llamar.
En cuanto me bajé del coche le llamé.
-¿Qué me cuenta el chico de la cita?-le dije yo con mi tono guasón.
- Pues todo esta saliendo como planeó Clara, a si es que bien. No sé de dónde la has sacado pero me ha hecho el tío más feliz del mundo. Alomejor esta noche mojo y todo.
-¿Estás nervioso aún?-dije riéndome.
-No, ya no. No sé porqué, pero ahora estoy totalmente como en una nube a su lado y es fácil hablar con ella. Es perfecta y ha venido guapísima…-dijo empezando un tono de alelado.
-Pues me alegro mucho. Ya me contarás mañana, ¿vale? Ahora vete con ella que yo estoy malísima.
- Eso esta hecho. Me voy que me esta esperando en la cola.-dijo riéndose.
-Adiós.
-Adiós.
Era una alegría saber que Jordi estaba igual de enchochado que Mery y el futbolista. La diferencia es que Jordi había sufrido muchísimo más por aquella cita que nadie .

Me fui a la cocina a ayudar a mi madre con la comida para mañana.
Mi cometido era pelar patatas.
Una vez el programa que las dos estábamos viendo cambió a publicidad, ella me miró indecisa como si quisiera decirme algo pero no se atreviera.
No era usual ver a mi madre nerviosa.
Que raro…
Mi madre es la que te suelta las cosas de golpe.
Si te gustan bien, si no también.

¿De qué iría el asunto esta vez?
¿Algo que le de miedo decirme mi madre?
¿Desde cuando?

Esto si que me asusta.