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jueves, 15 de julio de 2010

53. Empezar de cero es difícil.

-Suelo saber cuidarme yo solita, pero no se si te lo vas a creer después de lo de hoy… Yo ya deduje que alguien por aquí había tenido que haber estado de fiesta o algo por el estilo. Vi antes salir por la puerta a una chica que parecía modelo… no sé. Muy alta y guapa.
¿Para que coño le acabo de decir eso?
¿Así pretendo ganarme su amistad?
¿Pretendo que me diga quién es ella?
Si pretendiera intimidarlo así: apaga y vámonos.
Entonces él se quedo pensativo.
No parecía enfadado por el comentario, pero dejó de sonreír en un segundo.
Podía ser que le hubiera dado donde le dolía.
No conseguía saber en que podía estar pensando.
Luego levantó las cejas incrédulo.
Me miró con gran curiosidad, cómo si yo fuera un bicho raro.
-¿No sabes quién es? -me dijo dudoso.
Creo que no se creía que no supiera quién es.
-No. No tengo ni idea.
Yo no entendía nada.
¿Se supone que la debería conocer?
¿Me debería de sonar su cara?
Desde luego ella no es tan famosa como David Mosley.
Quizás si.
Por más que me lo repita es rarísimo pensarlo cuando lo tengo tumbado a mi lado en la cama.
Ahora no se si me estoy arrepintiendo de no haber leído ninguna revista.
Odio las revistas del corazón.
Siempre me dio igual que hacía esa gente con dinero y con su tiempo libre.
Entonces el pareció resoplar con alivio.
-¿Qué hizo cuando te vio?-dijo acercándose un poco a mí disimuladamente.
-Pues me dio un empujón. Vio como casi me caigo y se fue mirándome con cara de no quererme nunca en su lista de amigos.
Puso cara de preocupación, pero aún así le había hecho gracia.
¿Tengo acaso cara de chiste?
Enseguida su cara comenzó a transformarse en alivio.
-Tú no te preocupes, ella es así de imbécil.-Un pequeño silencio y cambió de tema.- ¿Vas a querer salir hoy a algún sitio? Creo que es mejor que hoy te quedaras aquí en casa descansando.
-Yo te doy totalmente la razón. Mejor hoy aquí en la cama y ya mañana veo la ciudad. Creo que mi plan de hoy es mucha agua y dormir. Mañana ya será otro día y no tengo prisa.
-Me hace gracia que estés tan tranquila siendo tu primer día aquí en Nueva York. La verdad es que para mí es mucho mejor que te apetezca quedarte en casa. Hoy no te podría haber acompañado. Tampoco tengo muchas ganas de salir y mañana va a hacer mucho mejor día que hoy.

¿Qué?
¿Cómo?
¿Qué él pensaba acompañarme?
¿Qué mañana me va acompañar?
¿He oído bien?

-No hace falta que me acompañes si no quieres. Puedo apañármelas sola.
-En realidad me vendría bien. Hace mucho tiempo que no me paro a ver la ciudad y me gusta. Siempre estoy viajando a todos lados y ya que tengo un descanso, no me importará. ¿A ti te molestaría que yo fuera contigo?
-Pues la verdad es que no. Para qué mentir. Tú conocerás la ciudad mucho mejor que yo.
David me regaló una amplia sonrisa. Parecía hacerle verdadera ilusión.
Desde luego no me imaginé que este chico podía ser tan amable.
Otro seguro que hubiera pasado de mí.
Yo me imaginé que el hijo de Clara sería totalmente diferente.
Vaya…
Este viaje va a estar lleno de sorpresas.
Mi móvil empezó a sonar.
Maldita sea, se me había olvidado llamar a todos.
-Lo siento…-le dije a él buscando en el bolso.
-¿Lo siento, de qué? Voy a estar en mi habitación. Estoy a tres puertas hacia la derecha. Cuando acabes y si quieres, ven.
Se levantó de mi cama y se marchó con una sonrisa.
Tengo la sensación de que le he caído bien.
Yo tampoco soy lo que él se esperaría.
Creo que mis ojos tenían un imán para él entero.
Imposible dejarlo de mirar.
Un flash de Alberto y la despedida me vino a la cabeza y me sacó de mis mundos.
Creo que pocas veces me ha fastidiado tanto tener que coger el móvil.
En realidad tenía que llamar a todo el mundo para que supieran que estoy bien.
Era Clara la que me estaba llamando.
Estaba muy agradecida por todo, pero no me hacía ni pizca de gracia los detalles que ella había preferido pasar por alto.
No pensaba quedarme callada.
No se si estoy preparada para quedarme aquí con este nivel de vida.
Al principio muy bien, pero yo no quiero vivir aquí eternamente.
No quiero vivir siempre de la caridad de Clara.
Tampoco quiero pensar que puedo perder todo este sitio.
Yo no quiero que el dinero ni las compañías me cambien y viendo el panorama no sé si iba a ser algo fácil.
Algo de mí tiene miedo.
Sabe que el cambio de estilo vida es demasiado cambio radical.
Me siento algo confusa.
Miedo a saber que esto va a ser muchísimo más complicado de lo que parecía.
Es fácil acostumbrarse a lo bueno y no quiero que sea así.
No quiero volver atrás, pero algo de mí me dice que no todo van a ser rosas en el camino y que no va a ser fácil vivir con ello.
Desde fuera todo parecía maravilloso, pero empezar de cero es muy difícil.
Ya estoy aquí en la gran ciudad.
Ya no es un sueño y ahora toca enfrentarse con la realidad.
Y es que es una realidad tan extraña…
¿Qué hago viviendo con un chico famoso en Nueva York?
¿Quién era en realidad Clara?
¿Qué sabía yo en realidad de ella?
Tenía ahora muchísimas preguntas y ella al otro lado del teléfono.
Preparar lo que iba a decir sería inútil.
Los planes nunca suelen salir bien.

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