Miré de nuevo la puerta.
Otra vez, otra arcada.
Dios santo, que halla un maldito cuarto de baño por aquí cerca o poto aquí mismamente en la puerta.
Cojo la maleta, “corro” hacia la puerta, meto la llave y abro la puerta.
Todo lo que hago son movimientos torpes.
Creo que no tengo palabras para describir lo que mis ojos ven…
Una casa de ensueño.
No sabía ni a donde mirar.
Era muy grande.
¿Teniendo aquella enorme casa quién querría vivir en Cáceres?
Unos ventanales enormes con unas vistas de la ciudad preciosas.
No había nadie allí.
Ni si quiera había señal de que en esa casa hubiera nadie.
Todo estaba en silencio.
Todo precioso, pero…¿y el cuarto de baño?
Alrededor de aquella magnífica entrada había varios pasillos amplios que escoger con un número de puertas.
Entonces dejé la maleta por ahí en la puerta y me puse a mirar por todas las puertas que veía.
Madre mía que grande todo.
¿Por qué no sería esto igual que todas las demás casas que conozco?
Al fondo siempre suelen estar siempre los cuartos de baño.
Pero aquí no.
Abrí una habitación que me llevó a un despacho y después a otra sala con un billar y de repente unas escaleras.
Las habitaciones supongo que estarán arriba.
Abro más habitaciones y me encuentro con una sala de cine.
Otra puerta y un gimnasio.
No me daba tiempo a quedarme mirando alucinando con aquella casa.
Esto es una tortura.
Yo creo que si vuelvo a ver esas habitaciones ni me acuerdo, pues fui corriendo de una a otra.
Por fin encontré una habitación encontré el cuarto de baño y me puse a vomitar.
Cuando acabé me sentí mucho mejor.
Me fui enseguida a enjuagarme la boca.
Me quedé un rato sentada en el suelo y apoyándome en la pared.
Solo quiero descansar…
Si me acordara como llegar hasta mi maleta me dormiría en aquella cama…
Me metí en la boca un caramelo de fresa que tenía en el bolsillo y me dispuse a encontrar mi maleta.
Aún no me sentía bien del todo, pero si mejor que antes.
Iré con cuidado y tendré localizada la habitación por si acaso.
Bajé las escaleras.
Seguía sin oír a nadie en la casa.
La casa era totalmente luminosa y decorada con un gusto exquisito.
Ninguna habitación se parecía entre sí.
Llegué a una de las salas por las que había pasado, la cual tenía una mesa de billar.
Guau…
Eso si era una bonita mesa de billar.
Había una barra de bar.
¿Sería una sala para fiestas?
Había fotos antiguas.
Estaba mirando un cuadro el cual me parecía de Goya.
No dudé que fuera original.
Me acerqué a ver más detenidamente si la firma aparecía en el cuadro.
¿Cuánto podría valer aquel cuadro?
Oí un ruido detrás de mí.
Tengo la intención de darme la vuelta.
Cuando de repente a alguien me agarra en brazo me hace una llave que no me permite moverme y me empuja contra la pared.
Noto otra arcada en el estómago.
Madre mía que poto el cuadro…
Mi corazón va a mil por hora.
No me puedo defender.
No me puedo mover…
Eso sí que es capacidad de aguante. Recorrerse una casa entera sin soltar el vómito merece una mención especial en el libro de los records :)
ResponderEliminarUn bico
Yo voy a rescatarla. Por Dios que si... ¿cual es la recompensa para el príncipe valiente? ¿y si no es valiente? ¿y si tampoco es príncipe?
ResponderEliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Cuando sabes cual es esa sensación de revoltura... uff a mi me daría palo llegar y potar¡¡ xD
ResponderEliminarTodo está admitido si intentas ayudarla :D