Cerró la puerta y le perdí la vista.
De repente apareció una luz que iluminó todo el techo.
Se convirtió en un cielo lleno de estrellas fugaces y constelaciones, igualito que un planetario.
Me quedé como una tonta con la boca abierta mirando el techo.
En la habitación solo se veían estrellas.
Era lo más bonito e impactante que había visto en muchísimo tiempo.
-Es precioso…
-¿Te gusta?
Oía su voz pero no le miré.
Imposible prestarle atención a otra cosa que no aquel espectáculo lleno de estrellas.
Había un foco que creaba aquel escenario de cuento.
Parecía tan real…
-Mucho. Me gusta mucho.
-Lo acabo de montar. Me lo regaló un amigo hace un año y aun no sabía ni donde montarlo. Creo que es uno de los mejores regalos que me han hecho nunca.-dijo David pareciendo igual de sorprendido que yo.
Noté como sus pasos se acercaban a mí.
Entonces bajé la mirada del techo por que noté una luz que no venía del techo.
Entonces miré sus ojos y pegué un chillido.
O_O
Oí su risa.
-¿SE PUEDE SABER QUE COJONES TE PASA EN LOS OJOS? David, ¡No me hace ni puta gracia que te brillan los ojos en la oscuridad!
Algo así era lo que veía Carmen.
Por puro instinto o reflejo fui a darle un puño. Paró el golpe cogiéndome el brazo. Y el muy capullo no paraba de reírse.
Yo totalmente desconcertada.
¿Qué está pasando?
Mente en blanco…
¿Qué hago?
¿Qué hago?
¿Qué hago?
¿Qué hago?
A punto de un ataque al corazón.
Paralizada del miedo.
El miedo no me dejaba moverme.
¿Qué coño …?
¿!Porqué le brillan los ojos¡?
Paró de reírse.
Encendió la luz.
O_O
-¡Carmen! Se que me vas a matar… No creía que ibas a ponerte así… Aunque no lo parezca me siento fatal… Losiento, enserio. Vi las lentillas que brillaban en la oscuridad en un cajón de un papel que hice… Lo tenía que hacer...-Dijo intentando contener la risa.
Se me cayó un mito al suelo.
Me quedé bloqueada...¿Todo había sido una broma?
Empezó a subirme un cabreo tremendo.
- ¡Eres un gilipollas y eres como idiota! ¡Esta te la devuelvo imbécil, eso si no me matas de un susto antes!-Le dije empujándole para salir de la habitación.
-¿A si? ¿Me la vas a devolver? -dijo él con aires de chulo.
¿Encima de chulo?
Me di la vuelta.
¿Cómo?
David pensaba que no estaba tan enfadada como parecía.
Se creía que estaba de broma.
De la impotencia me dieron ganas de llorar.
Por unos momentos pensaba que me moría del susto…
¿Enserio creía que se podía reír de mí cada vez que quisiera?
-¡Si, pero si no lo hago será porque no soy tan gilipollas, imbécil e idiota como tú! ¿Te he hecho algo para que me intentes joder? ¿Por qué cojones no me tomas enserio? ¿Se puede saber a que coño venía todo esto? -Yo cada vez gritaba más y a la vez me daban más ganas de llorar.-¿Qué te crees que soy, otra tía idiota más que te traen a casa para que te la folles y si quieres reírte de ella? ¿Qué es eso, lo que quieres, reírte de mí?...
Es como acabé, llorando.
David estaba en estado de shock.
Su cara expresaba mil veces horror por lo que acababa de hacer.
Verme llorar le estaba rompiendo.
Tragó saliva.
Se giró y se miró en un espejo.
Pareció comprenderlo.
Con aquellas lentillas parecía un lagarto o un zombie… Nada bueno.
Me miraba sin saber que decir, pero mis palabras no le habían dejado indiferente.
Ví cómo aquella persona poco a poco empezó a sentirse mal.
Intentaba decirme algo y no le salían las palabras.
Sabía que la había cagado pero bien. Dio un paso hacia mí. Era incapaz de decir palabra.
Yo retrocedí otro paso.
Silencio.
- No, por favor. No soporto verte llorar… -Suplicaba.-Se que soy todas esas cosas que has dicho… Pero no, nunca he pensado eso de que eras una idiota a la que traer para follármela y reírme de ella. Nunca. ¡Jamás!. Pero si he pensado que eras adorable, dulce, simpática, lista y guapa… Perdóname… Se que la he cagado bastante, pero no pensé nunca que ibas a reaccionar así, creía que sabrías que era una broma, pero soy idiota… Tienes derecho a echarme de la casa si quieres… Pero no llores por favor… Si puedes perdóname… Dame otra oportunidad… O si quieres me voy ahora mismo… Dime algo.
Lo decía sinceramente.
Todo era una súplica.
Parecía ansioso por hacerme comprender que esa era la verdad, que todo había sido error suyo.
-No te lo mereces. -dije secándome las lágrimas.-A mí estas niñaterías no me gustan ni un pelo... ¿Podrías al menos quitarte esas putas lentillas?
Rápidamente él se fue al espejo a quitárselas.
-Carmen, perdóname… Creía que eras lo mejor que me podía pasar en meses y como siempre la he fastidiado… -dijo una vez se las quitó con un hilo de voz.
Apretaba los puños.
Di un paso al frente.
Él no se movía. Solo quería que le dijera que le perdonara.
Algo me decía que si me iba de esa habitación él se volvería loco y él no se perdonaría a si mismo.
Otra parte dentro de mí me decía que yo no quería que se fuera y quería pasar más tiempo con él y que quizás lo de las lentillas no era para tanto.
Di otro paso más.
Y otro más hasta quedarnos frente a frente.
No hacían falta palabras para saber que quería decirme con aquellos preciosos ojos verdes, más brillantes que nunca, me lo decía todo.
Era como ver un cartel de: PERDÓNAME.
Oh!
ResponderEliminarAquí solo hay un gilipollas... yo!!!
ResponderEliminar:)))
Habrá fornicio? Hablo de los personajes, no de nosotros (esa respuesta ya la se... bien!!!!)
Siempre suyo
Un completo gilipollas
Jajajaj no, tu eres un completo gilipollas, este lo es a medias xD
ResponderEliminar¿Se puede saber tú que sabes? xD
No sabes ná :p