Gracias por leerlo :D

¡Empiecen desde la 1ª Entrada si queréis leer la historia de Carmen! No empiecen la casa por el tejado.


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martes, 9 de noviembre de 2010

72. Otra versión de mí misma.

¡Pobre David!
Me voy a rendir…¡Tengo qué hacer algo!
MALDITO MANDO.
Miro la cama y veo como David empieza a quejarse.
Se empieza a enrollar la almohada en la cabeza.
Yo aun sigo con el maldito mando este en la mano sin saber qué hacer.
Las persianas se han subido del todo.
De repente distingo un botón de volumen… ¡Por fin! Lo bajo al máximo.
¡Qué cagada acabo de hacer!
Ya paso de intentar bajar las persianas.
¡Qué vergüenza!
¿Y cómo le miro yo ahora a David a la cara después de esta manera de despertarle?
Me empecé a poner muy roja.
Miro la cama de reojo.
Intento no moverme mucho… ¿El motivo? Ni idea. Solo sigo mi instinto.
David está aun con la almohada enrollada en la cabeza bocabajo.
¿Qué hago?
Pues intento huir…
Doy tres pasos largos y silenciosos de puntillas.
Cruzo los dedos.
Qué no me mire…
Qué no me mire…
Qué no me mire…
Vuelvo a mirar la cama y veo como me está mirando tumbado en la cama, con cara de recién levantado, un poco de mal humor e intentando saber qué hacía intentando huir.
¡Me ha catado de lleno!
Al ver él la mi cara de fastidio sonrió.
-Buenos días.-dije en un pequeño susurro, con una sonrisita falsa y saludando con la mano.
-Si pretendías devolverme el susto de anoche, te puedo asegurar que lo has conseguido...-dijo con la voz toda ronca a la vez que se estiraba.
-Enserio, yo no quería despertarte… y menos así.-Dije con mi vocecilla de dar pena.-Es que pisé el mando porque no veía nada…
-No te preocupes y deja de intentar darme la pena. Aquí la víctima soy yo. -me interrumpió en un tono guasón.
-Voy a salir y no te molesto más.-dije solo pensando en salir a correr y morirme de la vergüenza en cualquier otro lugar.
-No molestas.-Dijo a la vez que se levantaba de la cama.
Él estaba en calzoncillos.
¡Ay mi madre!
Por unos momentos creía que se me caería la baba o se me saldrían los ojos de las órbitas.
Miré para otro lado, no quería quedarme mirándole y parecer una mongola.
Vi entonces la cámara de fotos, era la excusa perfecta para no mirarle.
Tenía que salir escopetada de allí…
¡Ya!
-Voy a arreglarme…¡y eso!.-Dije deprisa a la vez que cogía la cámara y me dirigía hacia la puerta.
-¡Dame un toque cuando estés lista!.
-Vale.
Salí de allí como alma que lleva el diablo.
Sin darme la vuelta ni nada. No quería mirar atrás.
¡Pero qué pelos tengo que tener!
¡Y qué careto!
Por fin conseguí llegar a mi habitación y estaba totalmente intacta. De vuelta a mi “pequeño” espacio de la mansión de Barbie Clara…
Por allí estaban la maletas.
El portátil aun estaba encima de la cama. Lo encendí.
Busqué el cable de la cámara para pasar las fotos al ordenador. Terminaron de pasarse enseguida.
Me metí en el correo.
No se me debía olvidar lo que le había dicho a Clara de que tenía que enviarle fotos.
Escribí el mensaje una y otra vez porque parecía no encontrar nunca la frase correcta. Sabía que este no era perfecto pero bastaría.

Me va a hacer falta unos cuantos días para descubrir esta casa, que es preciosa y muy grande. También me va a costar aprenderme los botones de toda la casa. Por ahora todo genial. Muchísimas gracias por toooooodo lo que hay dentro del armario. Y por tener un hijo tan simpático.

Adjunto al mensaje le añadí una foto de David y mía, haciendo el tonto y sacando la lengua.
No me olvidé de Lucía, a la que le envié una foto de David en la habitación tomándose el batido.
Salía mirando a la cámara con una sonrisa perfecta.
No quería asimilar que me había quedado mirando esa foto durante más de cinco minutos antes de enviarla…
Y luego le envié una foto mía hablando por el móvil, en la cual se veía la habitación y las vistas que había desde mi habitación.
Con el siguiente texto adjunto a las fotos:

¿Qué me dices a esto?

No quería tardar más de la cuenta, por lo que enseguida apagué el portátil. Ahora tocaba arreglarse.
Entré en el cuarto de baño localicé todo lo que necesitaba para asearme y más. No pararía de descubrir cosas nuevas una y otra vez.
Con todas las cosas que tenía, podía tardar si quería toda un día arreglándome.
Después me fui al armario.
Que miedito me daba volver a ese sitio que no parecía tener fondo ni fin…
Encontré la libreta de pelos y empecé a buscar los números correspondientes. Lo iba alucinando poco a poco cuando me encontraba con esos zapatos tan bonitos que me tenía que poner, con los collares o los pendientes.
Me pasó lo mismo con los vestidos de todo tipo.
Me aplicaré eso de que para estar guapa hay que sufrir. Es lo típico que se dice para convencerse una a si misma cada vez que vas a salir…
Con lo poco que a mí me gusta complicarme…
Cuando tuve la mayoría de las cosas las coloqué encima de la cama.
Creo que era algo que nunca me hubiera puesto… ¿Era enserio? Tragué saliva.
Demasiado escote, falda muy corta, colores muy llamativos, mucho tacón, muchos complementos, muy... ¡No sé!
Me voy a sentir como disfrazada. La versión más porno de mí misma.
Pero no podía decir que no. Mejor no lo pensaría. Me metería en mi nuevo papel.
Al ver los colores enseguida supe como me tenía que maquillar. Era algo que no me hacía especial ilusión, pero sabía que era algo esencial.
Cuando por fin terminé de vestirme como Charles quería, me miré en uno de los grandes espejos que tenía en el armario.
Era una suerte el no parecer yo, a la vez que sigo siendo yo.
Era como mirar a una total desconocida que parecía totalmente rendida…¿a la moda?.
Me sentía como alguien aficcionada a llamar la atención por no tener otra cosa más que ofrecer que su cuerpo para ser el centro de miradas.
Mirarme a mí misma era como escuchar el mejor chiste. Me miraba y me reía como una loca cada dos por tres.
Me hice unas cuantas fotos intentando parecer seria.
¡Lucía lo va a flipar!
¡Yo lo estoy flipando!
¡La del espejo no soy yo!
Volví al portátil y les envié la foto a Clara y a Lucía.
Practiqué un poco por la habitación andando con esos zapatos.
El momento crítico fue el bolso…
¿Y este bolso con tamaño enano de paquete de tabaco? ¿Debe ser una broma? Muy bonito pero…¡Pero si me cabe el móvil de milagro!
Me colgué el abrigo en un brazo y el bolso con el otro.
Le di el toque a David.
¿Dónde me llevará?
¿A dónde iremos?
Me puse nerviosa y todo.
Oí en la puerta unos cuantos golpes…
-¿Puedo pasar?-dijo él al otro lado.



Continuará...

4 comentarios:

  1. escribe mas a menudo porfavor...me encanta tu historia pero me cuesta seguirla sin tardas tanto en escribir...eso si como siempre ¡GENIAL!

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  2. Gracias¡¡

    Lo intentaré, no te preocupes¡¡

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  3. totalmente deacuerdo!!! estoy muy enganchaca a esta historia!!!:)

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  4. Vamos todos a meterme caña!! ajajaja
    :D

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