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jueves, 11 de noviembre de 2010

73. Encontrar eso que llaman felicidad.

Que rápido.
Como estaba al lado de la puerta, le abrí enseguida.
Así sin pensármelo mucho…
Allí estaba él guapísimo y luciendo su mejor sonrisa.
Era como un momento de película a cámara lenta.
Iba muy arreglado en comparación con la gente que yo conozco, pero… ¿él acaso tenía comparación con otra persona que yo conociera?
¿No había una razón por la que todas babearan al verle?
No estaba mejor que en calzoncillos…
Misión: Quitarme aquella imagen suya de la cabeza.
Creía que iba a pasar pero estaba allí al otro lado de la puerta parado.
Él se quedo mirándome de arriba abajo despacio con las cejas levantadas.
¿Pero qué pasa?
¿Otro más que está alucinando casi más que yo?
¿Le gustará mi disfraz?
Raro sería que no le gustara… Llevo un vestido con tanto escote, que consigue llamar la atención al igual que llevara un cartel de neón verde de puticlub en el que ponga: Chicas calientes.
Se acercó sin dejar de mirarme.
Después empezó a mirar la habitación por detrás como si yo no estuviera.
Me miraba como si no me hubiera visto nunca.
-Señorita, ¿ha visto por ahí a una tal Carmen?-dijo de broma.
-Esa se ha ido al supermercado a comprar patatas…-dije a la vez que le daba un golpecito en el hombro para que se le quitara esa risa de niño travieso.
Le quedé roto con mi contestación.
No se que pasaba cuando le veía. David hacía que me acelerara a la vez que conseguía tranquilizarme.
-No, ahora va enserio, estás preciosa. Me has quedado sin palabras…-Dijo conservando una gran sonrisa de niño travieso.
-Si llamas estar preciosa a ir vestida como Victoria Beckham mezclado con las gemelas Olsen o Lindsay Lohan, te creeré...-dije como una graciosilla para desviar su atención.
Torcí un poco la cabeza para que no viera mis mejillas sonrosadas.
¿Preciosa?
Me acordé de Benji… ¿Dónde estará?
¡Espérate!
¡Qué mal!
¿Y si conoce a alguna de las que he nombrado, y se llevan bien, y yo estoy aquí plan irónica…? Estoy más bonita calladita.
-Piensa lo que quieras.-dijo sonriéndome y acercándose.- Vámonos a desayunar, ¿no? Es en el salón.
Entonces él me cogió el abrigo que llevaba colgando en el brazo y echó a andar. Me hizo un gesto amable para que le siguiera.
-¿No estás nerviosa?-dijo.
-Pues la verdad es que no cómo creía… ¿Crees que puedo estar más nerviosa que ayer?
-Eso es porque no sabes lo que tengo preparado para el día de hoy.- Dijo mirándome y frotándose las manos.
Quería volverme a impacientar.
-¿Has estado preparando algo?-dije yo extrañada.
No tengo ni la más remota idea de lo que tiene pensado. ¿Qué puedes esperar de un niño rico cómo este?
-Bueno, mas bien he llamado a un amigo mío, y sólo te voy a dar una pista…
-¿Solo una?
-Si, solo una. Espero que no le tengas miedo a las alturas.
Abrí los ojos de par en par y le miré.
¿CÓMO? ¿ALTURAS?
¿Dónde piensa llevarme este muchacho?
Ni la más remota idea.
Y si, me dan miedo las alturas… Tengo mucho vértigo.
Preferí callarme y no chafarle el plan.
Quedarme callada y no confesarle la verdad fue mi opción.
Entonces llegamos al salón donde había una mesa muy grande toda llena de boyería, pasteles, pastelitos, galletitas, magdalenas, zumo, leche… y una interminable lista de cosas todas para desayunar. No cosas cualquiera, algunos pasteles eran auténticas obras de arte en miniatura.
Le miré con los ojos abiertos de par en par de nuevo.
-¿Cuántos dices que vamos a desayunar aquí?
El me miró y se rió.
-Pues tú y yo. Los dulces que no comamos, Margarita lo lleva a orfanatos o a centros de ayuda de gente sin techo… Es una persona excepcional y muy comprometida con la sociedad. -Me dijo a la vez que deslizó la silla hacia atrás para que yo tomara asiento.
Aún no me acostumbro a este tipo de trato…
-Vaya… Da gusto saber que todavía hay gente que se dedica ayudar a los demás.
-A mi también me gusta ese tipo de gente. Yo de hecho, cuando era pequeño quería ser algo útil. Si te soy sincero yo no quería ser actor ni nada por el estilo. Yo quería ser bombero, policía, guardabosques... Aunque claro… También quería ser superhéroe…

Iba a coger una tostada pero me quedé perpleja a mitad de camino al oír eso. Me comencé a reír un montón.
¿Cómo?
¿guardabosques, bombero o policía? Esto me estaba superando… ¿Un rico quería algo así?
-Tiene que ser broma, ¿no?-le dije sin disimular el que no me lo creía.
-Qué va. A mi me gustan esas profesiones, son sacrificadas, si lo sé. Fui en esta casa el que quería desentonar del resto... Te puedo asegurar que no es lo que se espera del hijo de un multimillonario y de una de las modelos más importantes de la historia de la moda. Por lo menos, en el mundo que me muevo no está bien visto. Y yo a los que conozco, les gusta mucho hablar y también las apariencias... Creo que por eso mi madre se fue de aquí.

Por unos momentos dudé si preguntarle los motivos de porqué su madre había acabado en una ciudad tan pequeña teniendo una casa así, pero… ¿no sería mejor averiguar cosas de él? ¿Cuántas oportunidades tendría así?

-¿A ti no te gusta tu carrera? Es envidiable, o bueno… me lo puedo suponer.
-Si. No me imagino una vida sin lo que he conseguido hasta ahora, pero hay cosas que el dinero no te da, al igual que la fama… Tiene sus cosas buenas y cosas malas. A veces necesitas hacer cosas por los demás y sentirse útil. Te puedo asegurar que no me voy a quejar, que la vida me a dado muchas ventajas y que vivo de manera envidiable. A veces me gustaría sentirme mucho mas útil que ser un producto o una imagen… Hace que a veces me sienta perdido… pero es mi trabajo.

Veía que era sincero.
¿Se sentía perdido?
¿Quién me iba a decir que David Mosley hubiera tenido nunca inquietudes a la hora de trabajar?

-Vaya, me has quedado perpleja. No me había parado a pensar que tuvieras ese tipo de cosas en mente…
-Cuando naces con la vida resuelta te da más tiempo a pensar más. Tampoco te creas que a mi padre no le costó asimilar que fuera actor o modelo, pudiendo trabajar en un gran despacho con él. Eso es lo que él esperaba.
-¿No querías estudiar? ¿Algo en contra de los despachos?
-A mi la verdad es que me han expulsado de unos cuantos internados. Digamos que no soy el hijo perfecto y mucho menos el estudiante perfecto… Sin embargo supe barajar posibilidades y mírame. He tenido suerte de que se me diera bien el teatro, porque tiene que ser asqueroso pasarse toda la vida dentro de un despacho siendo el hijo del jefe…

En verdad yo no me he parado pensar mucho en los demás.
Mi trabajo consiste en que la gente disfrute viajando. Pero bueno, al fin y al cabo es lo que me gusta. Aunque es necesario encontrar la felicidad para uno mismo, es también gratificante sentirse feliz haciendo feliz a los demás.
El dinero no lo es todo, pero ayuda mucho…¡Y tanto que ayuda!
Cómo se nota que este no ha tenido que hacer cosas como yo para tener más dinero…
-Creo que en realidad no sé nada de tu padre, ahora que lo mencionaste...
Dio un resoplido como si no supiera que decirme de él.
Creo que por la cara que puso, no sabía decirme nada bueno de él.

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