Gracias por leerlo :D

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martes, 28 de diciembre de 2010

82. IRRESISTIBLE,

Algo distrajo mi atención.
Por suerte o por desgracia, en ese momento vino el camarero con los postres.
Él agitó un poco la cabeza y seguimos con la conversación.
Yo a partir de ese momento supe que si quería podía jugar con fuego.
Debería tener cuidado.
-No te lo puedo decir. Lo prometí y tú no vas a ser la excepción… Aunque por unos momentos he creído que me convencerías. -dijo David un poco confuso.
Aquel momento lo había sido.
No quería volver a pensar en eso o no podría salir de aquel bucle de pensar en él.
Esta vez miré el postre para distraerme.
Que pena me iba a dar comérmelo.
Parecía tan rico sin haberle dado ni un mordisco…
Me mordí el labio de abajo.
Solo de saber que era mío se me hacía la boca agua.
No sé, pero aquello era superior.
Deseaba aquel postre pero no lo quería tocar.
Miré a David.
-Enserio, estoy por pedirte otro. Lo estás mirando como si fuera una escultura o algo a lo que adorar. -Me dijo riéndose, mientras él ya estaba disfrutando del suyo.
-Es digno de admirar. A veces lo disfrutas más si te paras a mirarlo y crees que nunca va a ser tuyo. Entonces llega el momento que lo tienes delante y tienes que disfrutarlo con los cinco sentidos…
-No sabía que los helados te volvían filosófica.
Entonces yo le acerqué mi postre intacto y acerqué mi silla a la suya para que los dos tuvieramos la misma perspectiva.
Quería que lo viera como yo lo veía.
Era algo que a mis sentidos parecía tan delicioso que me lo comería tantas veces hasta que pudiera odiarlo.
Olerlo hasta acostumbrarme a él.
Saborearlo hasta la saciedad.
Verlo hasta enamorarme.
Tocarlo y deshacerlo en mi boca…
-¿Estas dispuesto a hacer lo que yo te diga?-le pregunté.
David me miró con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.
No entendía mucho a donde quería llegar.
Quizás aquello era lo que lo hacía más interesante.
Me dio una respuesta afirmativa con la cabeza. La curiosidad le comía.
Estaba tan cerca de David que podía oler su perfume que olía muchísimo mejor que el helado que tenía delante.
-Míralo. ¿ dime qué ves?
-Un helado.-Dijo riéndose.
-No, no es solo un helado. Una bola con un cucurucho es un helado. Esto no. Vayamos más allá. Esto tiene que ver con la combinación de colores que tiene el helado. Es rojo. ¿Qué te sugiere?
-¿Amor? ¿Pasión?
-Si. ¿Te das cuenta que tiene por encima todo de chocolate?
-Si.
-¿No se te hace la boca agua solo de pensar en la acidez de las frambuesas?
-Un poco…-Dijo él en un susurro.
-¿Y no te parece perfecto cuando lo mezclas con chocolate fundido?
-Pues sí. -dijo el un susurro mirando fijamente el helado.
Él miraba al helado pero yo no estaba mirando el helado.
Yo miraba como poco a poco se iban dilatando las pupilas de David.
Sus preciosos ojos verdes casi se volvieron negros.
Ya lo tenía en el tarro.
No se como lo estaba haciendo pero estaba consiguiendo convertir un helado en algo más que eso. Era conseguir transformar algo en deseo.
Maldito vino…
Mi tono de voz era suave y pausada.
Comencé a susurrárselo al oído.
-Huélelo.-le susurré.
-¿Enserio?
-Tienes que hacerlo.-Le dije animándolo.
Los dos lo olimos.
-¿Te has dado cuenta que huele mejor de lo que parece?
- Si, huele muy bien...
-¿Has visto que también brilla? ¿A que parece jugoso?
-Si, también lo veo…
-¿Te has fijado que tampoco es muy grande?
-¿Y eso que significa?-Me dijo con una ceja levantada y acercándose un poco mas a mí y al helado.
-Nada. Pero todo lo bueno dura poco, y que puede ir en cantidades pequeñas… y que cómo no me lo coma ahora se va a derretir. -Le dije.
Entonces cogí la cuchara, cogí uno a uno un poco de todos los ingredientes y lo saboreé dejandolo derretir en mi boca.
Estaba delicioso
David me miraba fijamente.
Me miraba pero no pensaba en el helado. Pensaba en mí como si yo fuera el helado.
Podía verlo.
No me molestaba.
Comenzaba a sentir calor.
-¿No te lo vas a comer? Ahora queda lo mejor. Tienes que probarlo.-Le dije, señalando con la mirada su helado.
-Claro. ¿Quién se iba a resistir ahora a comerse el helado? -Me dijo en una voz suave y sugerente. -Has hecho que se convierta en algo necesario e irresistible.
Esta última palabra consiguió hacer eco en mi cabeza.
Irresistible.
Irresistible.
Irresistible.
Viniendo de él si que me parecía irresistible.
Si le volvía a mirar sabía que no aguantaría las ganas de besarle e irnos a un lugar privado.
Yo me dediqué a mirar el restaurante y mi helado.
Tenía que aguantarme.
Algo me decía que aquello no estaría bien si lo hacía.
Estábamos sentados muy cerca.
Luchaba con mi cabeza para que no girara ni un milímetro.
Entonces el móvil comenzó a sonar.
Lo saqué del mini bolso y era Clara.
Que oportuna…
¿Qué querría?



Continuará...

2 comentarios:

  1. Hola Elena,

    me gusta tu blog y la forma como escribes.

    Te sigo para seguir leyendote...

    Saludos argentinos,

    Sergio.

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  2. Hola Elena,

    es una maravilla leerte.
    Uno se queda con ganas de no parar.

    Te sigo desde Portugal para continuar leyéndote...

    Un beso y te deseo FELIZ AÑO NUEVO!

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