Gracias por leerlo :D

¡Empiecen desde la 1ª Entrada si queréis leer la historia de Carmen! No empiecen la casa por el tejado.


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sábado, 5 de junio de 2010

35. Todos tenemos secretos.

Cuando entré el cuarto de baño estaba caliente, a la temperatura perfecta.
Miré la bañera y aluciné.
Eso no era una bañera, era igual de grande que un jacuzzi.
Tenía esencias de flores y pétalos en el agua.
Noté el olor que desprendían las velas.
El cuarto de baño era muy amplio.
Justo al lado tenía un juego de toallas y un equipo de música.
Cuando lo encendí oí el sonido del mar.
Era demasiado perfecto.
Entonces me desnudé y me dejé sumergir en el agua.
Después de haber estado corriendo me hacia mucha falta un baño.
No me apetecía pensar en nada.
Solo disfrutaba de aquel pacífico momento con el sonido de las olas del mar.
De vez en cuando me venía algún flash de su imagen… de aquel susurro que me prometía que todo podía volver a la normalidad…
Solo de pensarlo se me ponían los pelos de punta.
Volví a recordarme que no era lo que yo quería.
Poco a poco me notaba más fuerte. Aquel momento era lo que más miedo me daba y ya me había “enfrentado” a él.
Había sobrevivido…
Aunque casi no lo consigo.
Peor día que el que estaba teniendo hoy era imposible.
Creo que perdí la noción del tiempo allí jugando con los pétalos de rosa.
Cuando acabé me sentía como nueva.
Estaba muchísimo más relajada.
Supe que ya había llegado la hora de salir porque mis dedos eran como unos garbanzos.
Me puse el pijama que ella me había dejado.
Era negro y de raso.
Daba la sensación que acariciaba la piel.
Cuando salí del cuarto de baño me dirigí a su despacho.
Cuanto más me acercaba mas oía su voz entre carcajadas.
-Cariño, voy a despedirme que creo que Carmen ya ha acabado, ¿vale?. Cuando ella vaya allí le diré que meta en la maleta los cinco mil embutidos que me has pedido. – Se volvió a reír- Te quiero. Adiós… Pasa Carmen.
Por lo que había dicho supuse que era su hijo.
No sabía quién si no iba a querer que llenara mi maleta de embutidos.
Entonces me asomé por la puerta del despacho y allí estaba ella cerrando el portátil.
-¿Te sientes mejor?- dijo poniéndose más seria.
-Si, mucho mejor. Muchas gracias.-dije tímidamente.
-Bueno sirenita, vamos al salón que ya es hora de comer.-dijo ella animada.
Me había hecho gracia eso de sirenita. Así le llamaba su exmarido.
Nos dirigimos al salón y allí estaba la mesa puesta como en un restaurante. Ella siguió el ritual de sacar la botella de vino.
-Mientras te bañabas he estado hablando con David, mi hijo. Me ha dicho que va a estar en casa cuando llegues. Por lo que cuando estés allí en Nueva York, dale un toque para que sepa que has llegado. También te tengo que dar una maleta llena de comida, dice que allí no tiene tiempo para encontrar algunas cosas de comer o que allí no las hay.
Era de las madres que les cambiaba la cara cuando hablaba de sus hijos.
-No te he preguntado nada de ellos, de tus hijos. ¿Cuántos años tienen?
Por la cara que puso, ella estaba encantada de mi curiosidad. Ella encantada de hablar de sus hijos.
La verdad es que hasta ahora no me había preocupado de mi futuro acompañante de piso.
Ni siquiera me había preguntado como sería la casa.
Creo que he tenido la cabeza lo bastante ocupada durante todo este tiempo como para importarme.
A mí con tal de que su hijo respete mi espacio me daría igual.
-Uno de ellos tiene tu edad, se llama David. Con Gabriel, el mayor, se lleva tres años. A Gabriel no se si le conocerás, ahora está en Argentina. Conoció allí a una chica y está viviendo allí con ella. Lleva viviendo allí unos cuantos años.
-Clara, ¿Tú no querías pasar las navidades con tus hijos?-le dije pensando en que no los vería con mucha frecuencia.
Ella dio un suspiro y su mirada se quedó clavada en el suelo.
No sé si hice bien en preguntarlo.
Clara guardaba algún secreto…

4 comentarios:

  1. Me siento relajada con solo pensar lo que estaba sintiendo cuando estaba en la bañera.
    :)

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  2. Todos tenemos secretos...
    Me ha encantado.
    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  3. Creo que los secretos es lo mejor de cada uno, esa zona que exclisivamente nuestra, en la que no entra nadie y que es solo para nosotros.
    Un saludo

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  4. Yo tampoco paro de pensar en esa bañera...

    Quien dice que no tiene secretos es un mentiroso. También todos somos mentirosos.
    Que triste xD


    Claro que sí. Hay secretos que el mundo no quiere saber ni debe saberlos.

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