Gracias por leerlo :D

¡Empiecen desde la 1ª Entrada si queréis leer la historia de Carmen! No empiecen la casa por el tejado.


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jueves, 16 de septiembre de 2010

61. ¿Tienes también una porno chacha?

¡No!
No dejaría que se vengara de mí y menos cuando estaba desprevenida.
Entonces me retorcí y conseguí escaparme de sus brazos.
Corrí hacia la cama y me apresuré a coger un cojín para defenderme.
Él también enseguida consiguió otro cojín para defenderse y comenzamos una lucha sin compasión a cojinazo limpio.
Ya daba igual. No existía el juego limpio.
Estábamos los dos disfrutando como dos niños pequeños corriendo uno detrás del otro. Yo al recibir unos cuantos cojinzazos en la cabeza, opté por esconderme debajo de la cama como si yo fuera una culebra, pero el me sacó por los pies.
Las risas eran costantes, hasta el punto que ya no me podía seguir riendo si no quería acabar llorando.
Entonces me dejé caer encima de la cama y él también se dejó caer. Fue un acto casi sincronizado. Y una vez que los dos cojimos aire nos quedamos los dos mirándonos fijamente a los ojos sin decir nada.
Respirando y recuperando el aliento.
Sonriendo.
Algo rompió la armonía del momento.
La canción de la cucaracha, la melodía que le tengo puesta a Lucía cuando me llama. Enserio, si no fuera porque es el primer día que estoy aquí, apagaba el móvil y que le dieran por saco al mundo.
Me levanté y cojí el móvil con total pasividad.
Intentaba disimular mi mala leche apretando los dientes.
¿Porqué cada vez que me siento tranquila con él alguien rompe la calma?
David se levantó de la cama y se fue bailando al son de la canción de la cucaracha.
Me hizo un gesto con las manos diciéndome que estaría esperándome en su habitación.
Al cerrar él la puerta respiré hondo para no parecer de mal humor al descolgar.

-¡Dime por favor que estás bien! Ayer desapareciste sin decir nada a nadie del bar.-Me dijo toda nerviosa y riñéndome.
-Tranquilízate. Ya he llegado a Nueva York y estoy bien.
-¿Qué pasó para que desaparecieras? Podías haber avisado…

Recordé vagamente lo que había pasado.
Era imposible haberla avisado por lo que no me sentía culpable.

-Bueno… Pues primero me encontré con Clara.
-¿Y no me la presentaste?¿Cómo eres así de mal educada? ¡Encima se puso a llover a cántaros y no te encontraba por ningún lado!
-Es que se tuvo que ir enseguida. Después me fui con Alberto…

Imágenes y más imágenes aparecían en mi mente. Una parte de mí quería huir de Alberto, pero sabía que siempre estaría ahí en cualquier objeto o cualquier conversación. No por cortar con él dejaría algún día de formar parte de mi vida.

-¿Qué dices?¿Alberto?-Dijo en un pequeño grito.

Eso si que no se lo esperaba.

-Si. Apareció, me llevó a la montaña y me acompañó al autobús.
-¿Volviste con él? ¿Te enrollaste con él? Cuéntamelo ya.

Ella estaba tan impaciente que me empezaba a poner nerviosa.

-Solo hubo un beso de despedida. Por unos momentos casi se me va la pinza y me quedo allí en Cáceres…
-¿Qué mas pasó?
-Ufff… Pues total no han pasado cosas Lucía. Alberto me regaló un colgante.-No me había acordado antes y lo llevaba puesto.-y me confesó que le habían ofrecido justamente aquí trabajo y que si no venía a Nueva York era por que no quería.
-¿Cómo? Madre mía, que nochecita has tenido que pasar. Enserio, me estas dejando loca.-dijo con voz de no asimilarlo.
-Si, pues esa no es precisamente la parte del día que peor he llevado… ¿Tú no has tenido un resacón gigante?
-Tú y todos, pues resulta que una de las botellas que estuvimos bebiendo estaba pasadísima de fecha. Jordi no tiene ni idea de cómo había llegado hasta allí o quién la había sacado. Gracias a eso no nos ha cobrado nada. Sabe que como lo denunciemos le puede caer una buena a su dueño, y quedarse sin trabajo… A mí me da pena, pero sabes que a los demás les da igual que sea Jordi.
-Joder, que mala pata. Pues me he tirado revuelta toda la noche, con un dolor de cabeza descomunal. Al llegar aquí he empezado a potar como la niña del exorcista, delante del hijo de Clara,. que al verme a mi se asustó y me estrelló contra la pared. Pero está todo bien. No te preocupes.
- Carmen, dime que es una broma… Joder, mi pobre. Yo también estoy mala. Y por cierto, ¿Qué tal el hijo de Clara? ¿y la casa?
En un principio no pensaba decirselo, pero:¿era posible aguantarse las ganas?
Era Lucía…

No podría aguantar la presión de no contárselo a ella.
Ella y yo compartíamos muchísimos secretos.
Se ganó durante toda una vida mi confianza y ella debería saberlo.

-Lucía, tienes que prometerme algo…
-No me asustes.
-No te asusto. Tienes que prometerme que no vas a decir nada.
-¿Es primordialmente necesario?
-Absolutamente. Solo y exclusivamente tú puedes saberlo.
-Pues te lo prometo por mi madre, que en paz descanse.

Eso eran palabras mayores.
Hablar de la madre de Lucía era lo más sagrado para las dos. Sabía que la podía tomar enserio.
-He llegado a esta casa que es igual de grande que una mansión, en casa tengo jacuzzi…
-¡Wau! Un jacuzzi…-dijo sarcásticamente.

Maldita guasona.

-¿Me quieres escuchar?
-Soy toda oídos…
-Bien, pues resulta que aparte de eso, en la casa hay sauna, tengo una de las mejores vistas de la ciudad, estoy rodeada de obras de arte, también hay gimnasio, tengo un armario lleno de ropa de marcas, incluso artículos exclusivos de Dior, Hermes, Chanel… Incluso tengo un chico que me dice que me tengo que poner todos los días.
-¡Qué me dices! Es broma,¿no? Carmen, ¿tan mal te sentó lo que bebiste?
-No, no lo es. Lucía, esto me acojona más que a ti y que a nadie. No consigo creérmelo y todavía no te terminé de contar. Tengo el cuarto de baño lleno de cosméticos sin estrenar. Lucía, que tengo incluso ¡bragas y tangas de diseñadores!
-No me lo puedo de creer… ¿Enserio?

Yo cuanto más le contaba, más loco me parecía todo.
Si yo lo estaba flipando, a ella le parecía todo el triple.

-Si, pues eso no es todo, ni creo que tampoco lo más impresionante de la historia.
-¿Qué más piensas contarme? ¿Tienes un burro volando? ¿Una porno chacha?
-Si, tú riete… Que me reiré yo la última… Bueno, esto es lo más confidencial de todo.
-Si, me estás asustando….
-¿Sabes quién es el hijo de Clara? ¿Te suena por casualidad David Mosley? -Dije en un susurro su nombre. Creo que incluso me daba miedo decirlo muy alto.
-¡Pues claro que me suena!¡No puede ser!¿Venga ya?
-Que si Lucía, que si…¿Para qué coño te iba a mentir? He estado potando bastante y no he comido setas y...-Le dije ya cabreada para que me tomara enserio.
De repente oí un grito que casi me deja sorda.
-¡DAVID MOSLEEEEY! ¡Qué envidia me das! ¡cabrona!
-¡Qué me quedas sorda! -Le grité.-¿Cómo que cabrona? Pues si nada más llegar me ha visto potar…
Lucía no paraba de reírse como una loca.
-Es verdad, que me lo has contado...¿y qué tal es él?
-Creo que todo él es demasiado bueno para ser verdad. Es simpático, atento, amable e impulsivo. Aunque bueno… Si yo te contara…
Otro grito de Lucía al otro lado del teléfono.
Cuanto más gritaba más conseguía enfadarme y ponerme nerviosa.
-¿Y enserio no quieres que lo sepa nadie?
-¡No lo sabe ni mi madre, a si es que no digas nada! Que me lo has prometido por tu madre.
-Tienes mi palabra, pero ya sabes, quiero pruebas… o un autógrafo…¿Y por qué no me envias unos calzoncillos suyos por internet y me forro por eBay?
-Estas tonta, vale. Te daré pruebas y un autógrafo si hace falta, pero no me pidas los calzoncillos.
-Bueno, yo que sepa no es ningún santo…
-Me puedo suponer.
-Carmen yo leo más revistas que tú… Tú por si acaso no te fíes.
-Por cierto, mañana me va a acompañar a ver la ciudad.
-¿Pero como puedes tener tanto morro? ¡Deja de rebozármelo!
-Yo no le dije nada, si viene es por que quiere.
-Seguro que le has gustado.
-¡No flipes! Tú no sabes con que pedazo de modelo me he encontrado saliendo por la puerta esta mañana. Yo no soy su tipo para nada. ¡Deja de meterme tus malditos pájaros en la cabeza!
-A ti las modelos esas insípidas no te llegan ni a la suela de los zapatos.
-No lo sé... Después de anoche con Alberto lo que me hacía falta. Eso sí, te puedo decir que eres una inoportuna.
-¿He interrumpido algo?
-En parte si, en parte no.
-¿Y como va eso?
-Pues estabamos los dos tumbados en la cama, mirándonos, después de una pelea de cojines.-Le dije imitando a una niña enamorada.
-Pues si que promete la cosa, ¿no?
-No se.
-¿Qué cara se te ha quedado al verle?
-Pues no sé, pero una bien curiosa… Te digo que me he pellizcado para comprobar si es verdad… Dolía y es verdad.
-No me puedo creer ¿cómo lo haces?.
-¿El qué?
-¿Tú no dejaste a Alberto por un presentimiento?
-Si, bueno. Por eso y por otras cosas, pero si.
-¿Te das cuenta que tienes una intuición tremenda? ¡Pitonisa!
-Tengo mucha suerte.
-Eso es indudable.
-Lucía, él me tiene que estar esperando. Le dije que iba a ver los dibujos con él ahora.
-¿Qué le gustan las mismas chorradas que a ti?
-Por lo que se ve…
-Anda, tira… Pero ya sabes, quiero pruebas… Si puedes los calzoncillos.
-Las tendrás. Eres una cerda…¿Te quieres olvidar de los calzoncillos?
-Me lo tendrás que contar todo.
-Lo haré. Mucho cuidado con lo que cuentes, ¿Vale?
-Vale.
-Te quiero.
-Yo tambien te quiero, muchos besos.
-Adiós.
Ahora que había hablado con Lucía me había puesto incluso más nerviosa que antes. Como me había tirado un buen tiempo hablando con ella me daba miedo interrumpir a David, por lo que le di un toque al móvil antes de volver a su habitación.
Me acerqué a la mesa donde estaba puesta la cámara de fotos.
Necesitaría las pruebas.
Justo varios segundos después, cuando me dirigía a su habitación ,me llegó un mensaje en el que ponía que le diera un minuto.
Me quedé en la puerta mirando las fotos que había guardadas en la cámara.
Era curioso.
Pero eran fotos mías a la vez que hablaba, cuando me tocaba el pelo, fotos a mis pulseras, a mis zapatillas, la maleta… Era como un resumen de todos los detalles que llevo encima.
Vi entonces una foto de mis labios. Diría incluso que era una foto muy sexy.
¿Cuánto zoom tiene esto?
Oí la puerta de la habitación de David y guardé la cámara.
-Ya puedes pasar.-dijo él.
Le respondí con una sonrisa. Pasé.
No le veía.
Estaba la habitación a oscuras, y no se veía nada.
Di varios pasos al frente. De repente noté como pasaba por mi lado lentamente.
Yo solo podía oír mi corazón que latía a mil por hora.
¿De qué va aquello?
-No te muevas y mira hacia arriba.-Dijo él en un susurro.







Mil veces perdón por las faltas de ortografía.

5 comentarios:

  1. Siga por Dios... siga! No me deje así!!!
    (excelente, como siempre)

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  2. Hacía días que no me pasaba por aquí así que llevo unos cuantos posts leidos del tirón, madre mía que historia ! y siempre consigues dejarnos con ganas de mas !

    Besos !

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  3. Si ALberto era Andres Velencoso, David tiene que ser Jon Kortajarenas...jajajajaja

    Desenado saber que escribas para poner enamorarme un poquito mas de cada personaje :)

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  4. Pronto sigo contando...
    :D
    Poquito a poco,

    Jajajajaa¡ Puede ser, puede ser... :D No me disgusta Jon Kortajarenas¡¡ jajajaja

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