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martes, 7 de diciembre de 2010

78. Momentos bochornosos con la "suegra".

-¿Si?. Eso no lo sabía…
-Luego te lo cuento. Continúa por favor.
-Esta bien. Hace no mucho, unos días, mi hermano Gabriel tenía un vuelo. El vuelo que tendría que llevarle hasta aquí, hasta Nueva York. Justo ese vuelo terminó en un terrible accidente donde murieron unos cuantos pasajeros y los pilotos. Yo estaba viendo el telediario y en cuanto lo vi por la televisión llamé a mi madre, que estaba conduciendo, para saber si ella sabía algo… Ey, espera.-dijo él mirándome con curiosidad.- ¿Tu coche fue contra el que se golpeó mi madre?
-Pues si. Mi pobre coche… Aunque ahora no me quejo.
Se me escapó una sonrisa involuntaria que me fue correspondida creo que de una manera también involuntaria.
¿Los dos estábamos igual de felices de habernos conocido? ¿De dónde había nacido aquella complicidad?
Él me seguía observando con aquella sonrisa que le salía cada vez que yo hablaba o sonreía.
Un leve cosquilleo comenzó a subirme de pies a cabeza.
Los dos estábamos sin hablar mirándonos.
¿Paró el tiempo?
Un hombre en bicicleta pasó muy cerca de mí. Justo antes de que pasara, David me agarró de la mano para que me apartara y me acercara a él.
Fue algo raro que nos hizo salir de aquel bucle de sonrisas en el que antes estábamos… Maldita bicicleta…

-Bueno, sigo contándote.-dijo David.- Entonces al llamar a mi madre y creer que a mi hermano le había pasado algo, hice que Jennifer se viniera conmigo aquí enseguida en un vuelo privado. Al principio incluso me puso pegas por ser todo muy precipitado, pero conseguí convencerla.
-¿Tu hermano supuestamente se muere y la otra te pone pegas? ¿Estamos hablando de una persona o un animal?-dije yo casi indignada.
Él se rió sin ganas, como dándome la razón de que muy normal no era.
Esta chica tenía que ser una “especialita“ egocéntrica.

-Ahí no acaba la cosa… A la hora de llegar a Nueva York mi padre había hablado con Gabriel y estaba perfectamente en el sofá de su casa. Se había puesto enfermo del estómago y no había pilotado ese vuelo. A mi ni se me ocurrió llamarle… pensé que si no me cogía el teléfono...-Su cara de angustia al recordar ese momento hizo incluso que yo me sintiera angustiada.
-Menos mal que él está bien.
-La verdad es que es la tercera vez que creemos que se ha muerto… No sabes lo agobiante que es repetir la misma escena varias veces…

No me quería ni imaginar por un momento lo que tiene que ser creer que uno de tus hermanos haya muerto varias veces.
Menudo palo.
Si eso le pasara a mi hermana a mi me daría algo.
-En esta ocasión no se si decir que buena o que mala suerte. Por eso de que esta bien que no le pase nada, pero mala suerte si la muerte parece que le ronda.
-Un poco de todo. Pero Gabriel es especial… a lo mejor lo conocerás. Siempre le pasan cosas extrañas.
Mientras hablábamos observaba los árboles, gente haciendo deporte, montando en bicicleta, turistas o gente paseando a sus perros…


Allí pasábamos desapercibidos entre tanta gente.


Es curioso pero a veces cuando más quieres esconderte, mejor te encuentran.
-Sigue contándome por favor. -le dije.
-Pues después de aquél desafortunado suceso, ocurrió algo. Una cosa que molestó a mi madre.
-Qué raro me parece. Tu madre siempre me ha resultado muy tranquila y alegre.
-Ella es como dices. A ver, esto quizás te parece una tontería como un piano. Yo el móvil por si se me pierde o lo que sea, hay nombres que no los tengo puestos como los verdaderos. A mi madre no la tengo puesta como mamá, la tengo puesta como Clara. Mi hermano está escrito como Gabriel… y así.
-Tampoco es mala idea.
-Por fin alguien que me da la razón.
-¿Por fin?
-Todo el mundo que lo sabe acaba pensando que es una gilipollez, pero tengo números de personas muy importantes y no puedo arriesgarme a que esos números anden por ahí sueltos si pierdo el móvil. Este dato es muy importante que lo sepas.
-¿Por si se te pierde el móvil?
-No, para entender que ha pasado. Esa noche cuando llamé a mi madre, ella estaba descompuesta de los nervios después de todo lo del accidente. Por lo que antes de dormir, cuando ya supimos que todo estaba bien, le escribí un mensaje. En el le ponía que la quería muchísimo, que era la mujer más importante en mi vida y que descansara bien.
Que bonito.
Yo me sentí fatal conmigo misma.
Yo esas cosas no se las decía a mi madre, pero desde ese momento esperaba cambiar. Si no fuera por ella y por mi padre yo no estaría aquí…
Les debo todo y quizá no recuerdo todas las veces que debería que en realidad son ellos uno de los pilares de mi vida.
-Carmen, ¿Estas bien?
-Si, si estoy bien. Sigue, por favor.-dije intentando volver al hilo de la conversación.
-No sé, es que parecías triste cuando he dicho eso.
-Es porque me has recordado algo que intentaré cambiar.
- Está bien no te vuelvas a poner triste…
Él para asegurarse que era así puso una de sus manos en mi barbilla para que le mirara.
Entonces le miré con una gran sonrisa un poco forzada que me fue correspondida. Tenía que hacer algo para evitar esos momentos de confusión en mi mente. Es como si cada vez que él sonriera hubiera un hechizo alrededor que hiciera bloquear mi cerebro. Retomé el tema en cuanto pude salir de esos efectos.
-Le escribiste un mensaje a tu madre. ¿Qué paso?-le dije.
-Jennifer cogió mi móvil mientras yo me estaba duchando. Vió el mensaje y hizo lo que no debía, ponerse como una histérica y llamar a mi madre. Aunque ella creía que estaba llamando a una tal Clara.
- ¿Qué le dijo a tu madre?
-De todo menos bonita… Cosas tales como que pedazo de zorra barata y asquerosa estaba calienta la pollas.
Yo le miré con la boca abierta.
-No puede ser…-dije yo aún sin salir de mi asombro.
-Si, si puede ser. Y mi madre toda educada preguntó que quien era la señorita que se encontraba al otro lado del teléfono y claro, ella dijo que era mi novia… Mi novia era la que acababa de llamar puta, zorra, ligera de cascos y demás a mi madre que ya bastante había tenido ese día.
Se me abrió la boca de par en par.
Yo entre las cosas que me contaba necesitaba unos cuantos segundos para asimilarlo. Que vergüenza ajena y que bochorno.
La verdad es que si que fue una tontería no haberle preguntado a él primero quien era Clara.
-¿Qué hiciste tu cuando te enteraste?
-Llevarme las manos a la cabeza, ¿qué iba a hacer?. Primero la pillé con mi móvil en la mano. Le pregunté que hacía con él, que porqué cotilleaba mis cosas pero ella estaba congelada con el móvil en la mano. Luego me confesó lo que había pasado.
-Pero vamos a ver, ella ¿no le dijo a tu madre que era una confusión?.
-No. Se quedó tan pillada que la colgó de golpe.
-Yo te digo que tampoco sé que hubiera hecho en ese momento y en esa situación, pero tampoco sé que necesidad tiene de curiosear en los móviles de los demás.
-Lo peor es que la historia no acaba ahí. Llamé a mi madre después y le conté lo que había pasado, que todo había sido un mal entendido. Creo que en vez de arreglarlo lo empeoré… Mi madre me empezó a dar su tesis sobre las relaciones de pareja, que se basan en la confianza y bueno todo eso que supongo que ya sabrás que se supone que tiene que haber en una relación de pareja… En definitiva, que lo que acababa de hacer era propio de una niña.
-Tuve una relación de mucho tiempo que acabó estancada... No te creas que soy una experta. Cada pareja es un mundo. Considérame una catástrofe. Soy el coyote intentando atrapar al correcaminos.
El comenzó a reirse.
Vimos un banco libre y nos sentamos.
Yo aproveché para sacar la cámara de fotos y hacer unas cuantas fotos al parque.
- Mi madre, ya te había comprado a ti el billete de avión en la agencia para venir aquí cuando pasó. Pero ella ya no tenía ni pizca de ganas de conocer a Jennifer. Me decía que no merecería la pena conocer a una niña que seguramente sería uno de mis pasatiempos.
-Vaya, pues si que te dio esperanza tu madre…
-Tampoco se confundió. Ella es muy sincera con lo que piensa de los demás. Yo llevaba más de un año con Jennifer y me esperaba otra cosa. No nos veíamos tampoco mucho porque yo he estado de promociones y estrenos, ella de desfiles y cosas así. Solo era capaz de ver cosas buenas de ella hasta estos últimos días que hemos estado juntos. Jennifer estaba aterrada por la llegada de mi madre después de lo que pasó. Antes de todo esto Jennifer estaba deseando conocerla, pues era para ella un modelo a seguir en su profesión.
-Madre mía que chasco mas gordo…
-Pues sí. Mi madre entonces que estaba muy cabreada por todo incluso conmigo. Algo le cambió el humor de un día para otro.
Él al contar la historia de vez en cuando se reía.
No me parece para menos. Es una de las historias relacionadas con la suegra más bochornosas que he oído nunca.
-¿Fue cuando quedó con Jorge por primera vez?
-No, fue porque te conoció a ti y pensó en hacer algo grande por ti. A él ya le conocía de antes.



Continuará.

1 comentario:

  1. echaba de menos retomar sus historias. magníficas como siempre. como usted.
    (Saludos desde una cama de hospital)
    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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