Gracias por leerlo :D

¡Empiecen desde la 1ª Entrada si queréis leer la historia de Carmen! No empiecen la casa por el tejado.


Seguidores

martes, 28 de septiembre de 2010

64. Parte I: El pijo del Mercedes y el hacker.

Las demás niñas con dieciséis años buscaban recortar sus minifaldas del uniforme, pintarse a escondidas, comprar tacones… y en fin, tratar de ser unas niñas populares.
Lucía y yo buscábamos pasar totalmente desapercibidas ante las demás personas del colegio.
Sabíamos que la verdad estaba en la calle y no entre aquellas cuatro paredes.
Allí dentro solo había niños de papá que no querían estudiar pero si comprar muchas tonterías.
Aún así los rumores siempre son rumores, y era imposible no llamar la atención con nuestro nivel de vida, que no correspondía a unas chicas de nuestra edad.
Mientras consiguiéramos que en casa todo pareciera normal y que las notas no bajaran, no tendríamos problema para continuar en nuestra vida de chicas camello.
Todo estaba estudiado. Fue un golpe de suerte.
Sabíamos que el dinero era dinero, procediera dónde procediera…
No tener límites ni barreras era nuestra ventaja y a la vez nuestro total descontrol.
Nunca olvidaré lo que llegué a sentir en mi interior cada vez que veía un coche de policía.
Miedo, emoción, adrenalina…
Aprendí a montar en el skate para moverme por las calles más rápido y huir más fácilmente de ellos.

Todo comenzó una noche en que Lucía y yo habíamos hecho creer a nuestros padres que dormiría la una en casa de la otra.
Fue algo muy arriesgado, nuestras madres se llevaban muy bien, pero era un riesgo que las dos estaríamos dispuestas a asumir.
Aún vivía la madre de Lucía…
Vaya…
Era una noche de verano de agosto.
Habían llegado las fiestas del pueblo Malpartida de Cáceres. Una fiesta a la que nadie suele faltar.
El plan era: un botellón, saludar gente, fotos, conocer chicos y bailar en la discoteca móvil…
Era mi época en auge. Siempre la denominé la época del descontrol o de puterío.
No había conocido el amor y no lo buscaba. No tenía compromisos con nadie y tampoco los quería.
Los chicos eran cómo clinex. Los usaba dos días y me cansaba de ellos.
Era divertido cuando no sentías el daño que podías causar.
Me aplicaba eso de que no había ni bien ni mal, solo existían las consecuencias de mis actos.
Mientras a mí no me hiciera daño ni a Lucía todo estaría bien.
Lucía era solo un poquito más precavida que yo, pero no lo suficiente. Las dos éramos unas locas perdidas.
Pasó la noche y conocimos a muchísima gente. Lucía se fue a liarse con uno mientras yo hablaba con unos chicos de Mérida muy simpáticos.
No parecían canis y todos me hacían sentir el centro de atención.
Y entre ellos apareció Guti.
Un chico alto, moreno, fuerte, con un polo, naúticos, con patillas…
El niño pijo de mis sueños.
Ahora cada vez que lo pienso me río… Parecía vistiendo uno del PP.
En un futuro siempre me reí con él de eso, porque el tiempo nos cambió… Solo había que ver a día de hoy su pelo lleno de rastas y sus tatuajes por todos lados.

Él tendría alrededor de dieciocho años y tenía coche nuevo. Ni más ni menos que un Mercedes nuevecito.
Ese chico tenía que ser mío esa noche. Me inspiró confianza.
Él no estaba bebiendo y por eso me llamó aún más la atención.
En cuanto le vi fui a pedirle un cigarro. Sabía que tenía que hablar con él. Mi intuición me llevó a él.
Él sería la persona a la que llevaba buscando toda la noche sin saber el por qué.
Decía que no tenía tabaco, luego me miró de arribabajo. En cuanto le sonreí se lo pensó.
Me dio lo que él estaba fumando.
Nadie nos estaba prestando atención en ese momento.
Creía que era un cigarro de liar hasta que le di la primera calada y casi me dejo el pecho tosiendo.
Bebí de la copa y volví a darle otra calada.
Entonces Guti me sonrió con aquella gran sonrisa de dientes perfectos. Parecía muy buen chico.
Me dijo que si quería dar una vuelta con él y acepté.
No parábamos de tontear y reírnos, pero no nos liamos.
Él empezó a hablarme de negocios.
Así hasta que hicimos una apuesta. Si vendía una bolsa que me dio de treinta euros de María esa noche me prometió que si yo quisiera yo ganaría en adelante muchísimo dinero.
Se me abrieron los ojos como platos.
¿Sería tan difícil vender una bolsita de marihuana?
No podía ser tan difícil.
Entonces busqué un prototipo de chico.
Uno con dinero, veinteañero, sin novia, fumador y a ser posible de aspecto más dejado.
No tardé mucho en encontrar uno así. Menos en una fiesta como aquella.
Tenía el pelo por los hombros y perilla.
Un buen personaje…
Ese fue otro de los mejores momentos de la noche, conocer a mi ya grandísimo amigo para toda la vida: Benji.
Muy conocido por ser uno de los mayores hackers del mundo.
Conocer a Guti y a Benji la misma noche fue todo un golpe de suerte.







Continuará...

2 comentarios:

  1. ¿El PP? ¿UN hacker? ¿Un pijo? ¿Benji? ¿Guti?
    Me encanta como escribe pero creo que aun esta usted bajo los influjos del tequila.
    O sea: que lleva una cogorza del 12.
    Pero me encanta usted y como escribe...
    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

    ResponderEliminar
  2. Aunque me bañaran hoy mil veces en ron, vozka y mierdas varias...
    Bah¡ Si puede que tenga una borracheera mental xD
    :)
    Mañana será otro día.

    ResponderEliminar