-¿Se puede saber que te pasa mamá? Que me estás mirando raro…
-Eh…
Se volvió a pensar que hacía.
-Vamos, dímelo.-dije yo con un gesto de manos a ver si arrancaba.
-Nada… es que hoy me he encontrado con la madre de Alberto.-dijo todo muy deprisa y del tirón.
Se hizo un silencio.
Mi madre miraba temerosa mi reacción.
No sabía si en realidad quería que me contara que había pasado o que le había dicho.
Tenía que asumir que yo era la que había provocado que me contara lo que ella no sabía si contarme.
-¿Has hablado con ella? -dije tratando de parecer normal.
En realidad sabía que si.
Mi madre y la de Alberto eran muy parecidas y eran muy amigas.
Aunque la situación estaba difícil ahora que él y yo ya no salíamos juntos, ellas conservaban su amistad.
-Si. Lo que me ha contado no se si te va a gustar, cariño. Creo que debes saberlo. Me ha dicho que Alberto a adelgazado un montón y que quería tirar todas las cosas que le recordaban a ti. Ella le ha convencido para que no lo hiciera. ¿Qué piensas hacer?¿Es imposible que volváis? Yo siempre pensé que erais felices juntos y que tenías la vida solucionada…
Con esas preguntas que se hacía mi madre no me extrañaba que tuviera miedo a preguntar.
Conseguí aguantar el tipo.
¿Él ya quería tirar todo lo mío? Seguro que sería uno de sus ataques de cuando se enfada.
Yo también había adelgazado un montón.
-A veces las cosas no son como parecen mamá. Yo ya no estaba enamorada de él. Me parecía una injusticia conmigo misma estar con alguien por el que ya no sentía nada más que amistad. -dije mirando a otro lado.
Una parte de mí le quería.
Me estaba aguantando el nudo en la garganta.
-Cariño, yo solo quiero que seas feliz.-Me dijo mi madre cogiéndome la mano.
-No te preocupes… Aunque le eche a veces de menos, soy feliz.
Ella me sonrió, me dio un beso en la frente y las dos nos pusimos a ver la televisión.
Ella sabía que yo no quería seguir hablando del tema.
Nos reímos bastante al ponerme a imitar a las viejas que salían en la televisión.
Me encanta ver a mi madre reír con su risa contagiosa.
Ella me contó que había hecho hoy con su prima.
La historia era la siguiente:
Las dos iban hacia Cánovas de paseo para ver los puestos que había.
Su prima llevaba falda y sin darse cuenta pisó una baldosa rota.
La baldosa le salpicó agua hasta llegar a mojarle las bragas, por lo que se tuvieron que dar la vuelta para que ella se pusiera ropa limpia.
Gracias a la anécdota de mi madre me tiré riendo muchísimo tiempo.
Más tarde me fui a dormir.
Me costó mas que otros días.
No podía parar de pensar en Clara y lo que tendría preparado para mí.
Al día siguiente me fui a trabajar a su hora siguiendo con mi rutina.
Me puse a preparar el viaje que Lucía me había dicho por Europa.
En parte me daba bastante envidia, por otra parte me daba igual.
Un viaje de esos es para estar en pareja y disfrutar de los hoteles.
Yo tenía también otro destino desconocido y si tenía suerte lo sabría hoy mismo.
Hoy en mi descanso en vez de ir a visitar a Jordi, me quedé con mis compañeras de trabajo organizando la cena y hablando de ropa.
Una de ellas, Marta, nos dio la estupenda noticia de que estaba embarazada.
Yo la verdad nunca me planteé eso de tener hijos.
Supongo que ya vendrán en un futuro.
Cuando ya esté preparada y encuentre a la persona adecuada.
Ahora en mis planes ni si quiera está eso de tener pareja por lo que lo veo lejanísimo.
Muchísima responsabilidad para una sola persona.
Es raro pensar ahora en otra persona que no sea Alberto.
Pensar en una persona a la que ame y que quiera a mis hijos…
Aunque por más que lo pienso creo que nunca me han gustado los niños del todo.
Requiere mucho tiempo y paciencia.
Llegó la hora de irse a comer a casa.
Allí estaban toda mi familia cercana sentados en la mesa esperando que yo llegara de trabajar.
La mesa estaba llena de unos platos muy ricos y bien decorados.
Mi madre se lo había currado muchísimo. Le encantaba trabajar en la cocina cuando sabía que toda la familia iba a estar junta. Quería ser la perfecta anfitriona.
Mi padre sacó la sidra y empezamos a beber.
Empezamos contarnos chistes y a ponernos al día.
Cuando se hizo el primer silencio mi hermana y su novio Mario se levantaron a la vez.
-Miriam, Manuel, Carmen… Queríamos daros una buenísima noticia y espero tener vuestra aprobación…-Mi madre mi padre y yo nos miramos con cara de póquer y cuando intuimos lo que iba a ser comenzamos a alzar las cejas.- Alicia y yo nos vamos a casar.
Mi hermana soltó una risa nerviosa y extendió su mano para enseñarnos el anillo.
Era precioso.
Era de oro banco con un diamante engarzado.
-¡Pues claro que tienes nuestra aprobación hijo mío!-Gritó mi padre.
Todos estallamos en una felicidad colectiva.
Mi madre, mi hermana y yo comenzamos a gritar.
Yo no me lo había esperado.
Empezamos a beber vino que mi padre tenía guardado para las ocasiones especiales.
Yo me acerqué a ellos dos y les di un abrazo enorme.
Era una estupendísima noticia la cual había que celebrar por todo lo alto.
Me dijeron algunos detalles, como que la boda sería dentro de unos meses.
Luego me senté en el sofá pensativa.
No sabía donde iba a estar yo dentro de unos meses cuando se celebrara la boda.
Decidí no comerme mucho la cabeza pues de eso ya me preocuparé cuando me tenga que preocupar.
Me dormí un rato la siesta pues después de beber vino me entró sueño.
Hoy por suerte no tendría que trabajar más, por lo que pensaba tomarme el día con relajación.
Me desperté un poco atontada.
Recordé que había quedado con Clara para ir a tomar un café y daba la casualidad que era justo lo que mas me apetecía.
Llegué a casa de Clara y me pidió que subiera a su casa.
Espero seguir con la buena racha que he tenido hasta ahora.
Es que las mamis, aunque creamos que no, siempre nos apoyan.
ResponderEliminarOyeee.. felicidades a tu hermana y a su novio!!!
Enhorabuena!!!
Besossssssssssssssssss